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Letrillas satíricas

Tanta es, niña, mi ternura,
que no reconoce igual.
Si tuvieras un caudal
comparable a la hermosura
de ese rostro que bendigo,
me casaría contigo.

Eres mi bien y mi norte,
graciosa y tierna Clarisa,
y a tener tú menos prisa
de llamarme tu consorte,
pongo al cielo por testigo,
me casaría contigo.

¿Tú me idolatras? Convengo.
Y yo, que al verte me encanto,
si no te afanaras tanto
por saber que sueldo tengo
y si cojo aceite o trigo,
me casaría contigo.

A no ser porque tus dengues
ceden solo a mi porfía
cuando, necio en demasía,
para dijes y merengues
mi dinero te prodigo,
me casaría contigo.

A no ser porque recibes
instrucciones de tu madre,
y es forzoso que la cuadre
cuando me hablas o escribes,
o me citas al postigo,
me casaría contigo.

Si cuando solo al bandullo
regalas tosco gazpacho,
haciendo de todo empacho,
no tuvieras más orgullo
que en la horca don Rodrigo,
me casaría contigo.

Si después de estar casados,
en lugar de rica hacienda,
no esperase la prebenda
de tres voraces cuñados
y una suegra por castigo,
me casaría contigo.

Si, conjurando la peste
que llorar a tantos veo,
virtudes que en ti no creo,
de cierto signo celeste
me pusieran al abrigo,
me casaría contigo.


Selección: Luis María Anson


MANUEL BRETÓN DE LOS HERREROS




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