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Puñado de agua limpia

Madre      termina el siglo
y yo      putrefacta
impotente
tan clavada a la cruz

Mis dedos rígidos
no pueden evitar que resbales
ni impedir que caigan tus hojas
mas no te permitas ese rostro
dolorosamente vulnerable

Odio esta soledad que se interpone
Del otro lado los hombres      el instinto
aquí la muerte que cautiva
                            que tantas veces se reitera
                            que me asusta

No basta con cruzar
faltarían el impulso      los remos
Prefiero saber tu ocaso
melodía que vuela
sin códigos
hasta mi oído sordo

Miro desde la cruz
me veo tan oxidada
que el augurio del reloj me quiebra
No te he llenado de guirnaldas
antes debo concluir
este duelo con el viento



De: Entrar descalza

Poema proporcionado por la autora



LÍDICE ALEMÁN




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