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Jaguar

Su amartillada garra tiene un diseño seducido por la elegancia de la muerte. El fondo de sus ojos es un ascua y en él se demora el aviso de otra ley: para que algo sea creado, algo debe ser destruido. Todo lo que nace mata. Ordena alumbramientos su emboscada ira, su total simiente predadora. El metal de su mandato brilla en los colmillos de su boca. Oficia, con un salto, el eslabón entre lo que emerge y lo que desaparece. Afina el dibujo de venideras faunas con la chispa del olfato. La travesía de una zarpa que edifica futuros orbes con esa súbita sangre que gotea sobre la piedra.



De: El cristal


JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS




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