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Última cena

Uno de estos días
se me escapaban cuervos de los bolsillos
y un huevo en el alma
como un malentendido, como el alma,
me obstruía el esófago. Victimario
de los cuervos, antes huevo, y alma,
ellos me anulaban como a un muerto.
Escribo la sombra del alma en el esófago.
Soy traidor, como un viaje fabuloso
alrededor del cuervo,
del huevo o de la muerte.
Soy un malentendido amenazante
y en peligro, un espantajo,
inútil como un huevo, después cuervo
o la poesía.


De: Noticias extranjeras


ALFREDO FRESSIA




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