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DEREK WALCOTT

 

   Cul de Sac Valley (I)

primeros versos

Un recuadro de amanecer en un taller en la falda de la colina dio a estas estrofas su zancuda forma. Si mi oficio es bienaventurado; si esta mano fuera tan esmerada, tan honesta como las de su carpintero, cada marco, resuelto en sus ángulos, se haría eco de esta construcción ...

 

   Cul de Sac Valley (II)

primeros versos

En la grava del riachuelo empiezan las suaves guturales, en el valle, un perro mestizo que ladra una negra vocal emite óvalos que se desvanecen; junto a un puente de hierro rojo, trabajadores con palas rastrillan asfalto borboteante, cada áspero chirrido trae hasta esta altura una lengua ...

 

   Cul de Sac Valley (III)

primeros versos

Mediodía. Las secas cigarras gimen como los pedales oxidados de la máquina de su madre, de repente se detienen. Pétalos de lima vuelan a la deriva como retales en el silencio hilvanado; como el polen, su abundancia es su provisión. El mediodía perfila a un limero con una sombra irregular; ...

 

   Cul de Sac Valley (IV)

primeros versos

Al oeste de las estrofas escritas por el amanecer, las plantaciones de plátanos responden a su luz; por encima, un halcón que describía círculos con mi corazón en su pico hasta el borde del mundo, lo trae de vuelta al puente que se desvanece, al río que se revuelve en su lecho, ...

 

   Fama

primeros versos

Esto es la fama: domingos, una sensación de vacío como en Balthus, callejuelas empedradas, iluminadas por el sol, resplandecientes, una pared, una torre marrón al final de una calle, un azul sin campanas, como un lienzo muerto en su blanco marco, y flores: gladiolos, gladiolos marchitos, ...

 

   Gros-Ilet

primeros versos

De esta aldea, empapada como un trapo gris en agua salada, llegó un lenguaje guarnecido de conchas marinas, con una sombra de bayas en sus axilas y codos como flexibles remos. Toda ceremonia comenzaba en las vaguadas, los estercoleros, los funerales al alba y el ocaso ...

 

   Los mariscadores de caracolas

primeros versos

Dado que la peluda ortiga, la bifurcada mandrágora y la maligna seta, la baba de sapo o el afilado y espinoso erizo son, por su naturaleza, venenosos, no deberíamos dudar de lo que murmuran haber visto con sus ojos de luna los mariscadores de caracolas. ¿Quién es este príncipe? ...

 

   Mañana, mañana

primeros versos

Recuerdo las ciudades que nunca he visto exactamente. Venecia con sus venas de plata, Leningrado con sus minaretes de toffee retorcido. París. Pronto los impresionistas obtendrán sol de las sombras. ¡Oh! y las callejas de Hyderabad como una cobra desenroscándose. ...

 

   Silabario escolar

primeros versos

No tenía dónde registrar el avance de mi trabajo salvo el horizonte, ningún lenguaje salvo los bajíos en mi largo paseo hasta casa, por lo que extraje toda la ayuda que mi mano derecha pudiera aprovechar de las algas cubiertas de arena de lejanas literaturas. El rabihorcado era mi fénix, ...

 

   Valle Roseau

primeros versos

(Para George Odlum) Una palada de mirlos salió disparada desde el borde de la carretera y la memoria trinó retrocediendo más allá de la estremecida apisonadora que asfaltaba el camino este amanecer a través de Roseau hasta la fábrica de azúcar, que rugió al detenerse, ...