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LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO

 

   Coro de ángeles

primeros versos

Un coro de ángeles juega con sus voces: trisagios, improperios, dies irae; antífonas, kirieleison, misereres; benedictus, baladas, sinfonías; magníficat, angélicas, salmodias... Los ángeles se cansan de tanta algarabía, porque saben que al estado de gracias solamente se llega ...

 

   De este talado tránsito...

primeros versos

De este talado tránsito del que nunca podrás vol- ver sobre tus huellas, lo verdadramente útil es el tiempo. Tal vez nunca ha tenido buena prensa por aquello de desgastar la piel y restar a los cuerpos el sabor de las frutas, la miel y la armonía. Tal vez sea posible ...

 

   El ángel caído

primeros versos

¡Ciudad mía! Hablo de ti, de tu opulento parque. Allí, donde tus árboles crecían con la misma ternura que mi infancia. Hojas...pájaros...ramas desprendidas por un viento secreto que jugaba con el gozoso asombro de lo nuevo. También él: hermoso ángel caído expulsado ...

 

   El ángel del amor

primeros versos

Dicen que llevas una venda... Otros hablan de tu total ceguera, y yo... ni siquiera podría comentarte nada de nuestro encuentro. Sí, sé de aquella tarde que cubriste de ardor mi indiferencia, que una alegría fiera saltó del corazón a la garganta, de la garganta a los inquietos labios ...

 

   Fueron tus manos ...

primeros versos

Fueron tus manos tercas y desnudas las que me deshojaron. Yo fui la eterna margarita del sí y del no: pétalo a pétalo talada en tu cintura. Toda ya cicatriz abierta hacia la lluvia.

 

   Los ángeles pequeños de las cosas

primeros versos

Y se abrió esa Janua caeli para llenar tu hogar de acompañadas horas. Crecieron tras de ti predestinados frutos. Han llovido los mayos y dorado los junios, y por tu casa habitan los ángeles pequeños de las cosas. (De: Amados ángeles)

 

   Madrid era...

primeros versos

Cuando estoy contigo no cambio la gloria por la dicha grande de estar en tu historia. Madrid era la luz y la penumbra en los años sesenta. Era tan solamente luz su pavimiento para aquellos zapatos primeros de tacón. Perder un poco la ciudad ha sido perder nuestra niñez ...

 

   Para contar cualquier historia...

primeros versos

Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para de- cir tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Pa- ra que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad de asombro y abrir al hombre a una memoria compartida. ...

 

   Querida Olga: tu voz...

primeros versos

Ódiame por piedad, yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia. Odio quiero yo mejor que indiferencia, porque solamente se odia lo querido. Querida Olga: tu voz como una algaida contaminaba nuestros corazones y tu boca nos invitaba al odio. Desconocíamos esa feroz pasión ...

 

   Reloj...

primeros versos

Reloj: no marques las horas porque voy a enloquecer; ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez. Para ti, compañero de todas las horas. Reloj: Alimaña con ejes, rubíes, espirales y hastacon un tic-tac de corazón; mas no percibenunca los sonidos del alma. Horas: Brazadas de palomas ...

 

   Un ángel pasa

primeros versos

Rosas con alas en el aire mudas. Latido sin latido de la sangre. Relámpago de pura luz sin trueno. Música que, sin notas, acompaña. La voz amada sin rumor alguno. Hay un silencio pleno de alegría...

 

   Usted, el ángel de la muerte

primeros versos

Usted y yo tenemos una cita. Sé que jamás se retrasó en la hora. Tal vez pueda darme algo de tiempo para mirar mi vida. ¿Podré volver la vista hasta mi patio? Allí la madreselva era alegría, su aroma rebalaba por los sueños de mi sangre crecida. Será muy puntual. Siempre lo ha sido. ...

 

   Y nos llegó la hora...

primeros versos

Y nos llegó la hora de bailar. La música caía como lluvia agitada y un mar en nuestros muslos acentuaba el vértigo. Llegó la savia nueva con un ritmo de trópicos y germinó en la piel. Olvidamos la sarga y la estameña y nos cubrimos ágiles con la encendida pulpa del ...

 

   Yo soy la amada

primeros versos

Yo soy la amada, amante, soy la amada: voy andando las horas que separan mi cuerpo de tu cuerpo y restañando las frágiles heridas de huellas que volaron con tu nombre. Yo soy la amada, amante, soy la amada: la que brotó salvaje entre tu trigo y lo tiñó de púrpura, ...