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JAIME SILES

 

   Acis y Galatea

primeros versos

Ese cuerpo labrado como plata, ese oro, esa túnica, esa piel, ese color que tiñe la escarlata corola del pistilo de un clavel; ese cielo de cárdenos espacios, esa carne que tiembla en el vaivén de las rodillas y de los topacios nos dicen que este cuadro es de Poussin. ...

 

   Biografía

primeros versos

Mi ayer son algas de pasión, luces de espuma. Y una arena insaciable que devora los cuerpos submarinos. Un cielo blando donde beben las palomas sin rumbo del estío.

 

   Convento de las dueñas

primeros versos

A Federico Ordiñana El oscuro silencio tallado sobre el tacto golpea sin tocar la luz de esta materia, de esta altura perdida persiguiendo la eternidad donada a sus figuras. Un sosiego perenne asciende hasta la música, difumina los ecos sonoros del espacio y pulsa, impele, domeña, ...

 

   Daimon atopon (I)

primeros versos

(A Marifé y Pepe Piera) Se te puede buscar bajo un ciprés de espuma, en los dedos del aire, metálico, del sueño, en un volcán de pájaros incendiados de nieve o en las olas sin voz de los peces de plata. Te ocultas en los ríos, en las hojas de piedra, en las lunas heladas. ...

 

   Daimon atopon (II)

primeros versos

Árbol de olvido, tú, cuerpo incesante, paloma suspendida sobre el vértigo. Hay una sal azul tras de tus cejas, un mar de abierto fuego en tus mejillas y un tic-tac indecible que me lleva hasta un profundo dios hecho espuma. Y es otear el aire, arañar el misterio, acuchillar la sombra. ...

 

   Daimon atopon (III)

primeros versos

Por ti la luz asciende a mediodía, arena prolongada hasta mis labios, hilo de tierra ardiente y presurosa donde el espacio brota más intenso. Es un géiser de espuma, de interrumpida lava, de paloma incompleta que multiplica el aire en dimensión de voces. Todo es música, nota, diapasón. ...

 

   El corazón del agua

primeros versos

Remos, mareas, olas. Un murmullo impreciso perpetúa la oculta faz del imposible aliento. Una gota de sal disuelta llama sobre un pecho pretérito buscándote. Un párpado de luces diminutas donde tus dedos tocan el azogue. Un latido oxidado que penetra y lame y teje y corta claridades. ...

 

   Himno a Venus

primeros versos

Amor bajo las jarcias de un velero, amor en los jardines luminosos, amor en los andenes peligrosos y amor en los crepúsculos de enero. Amor a treinta grados bajo cero, amor en terciopelos procelosos, amor en los expresos presurosos y amor en los océanos de acero. ...

 

   Interiores (I)

primeros versos

En el tacto interior de esas gaviotas hay un eco de sombras que conduce a una intemperie toda de cristal. Lo que el aire levanta es su presencia que, en un compás de luces, se diluye hacia una abierta y sola identidad. ¡Qué profundo interior éste del aire, cuyas formas modulan su no ...

 

   Interiores (II)

primeros versos

¿Qué puede al hombre cautivar, sino la música que en la quietud la arena en sí eterniza y las olas tan sólo que a lo lejos una a una, en su olvido, repite sin cesar? Como su cuerpo son, también, de sombra y entre su voz la sal es lo que dura y ese rumor del eco en transparencia ...

 

   La tierra de la noche

primeros versos

La noche te escribe, te transcribe, te inventa. Así, sobre el papel, lienzo tan sólo, tiempo: papel donde la noche abriera sólo la tierra de su efigie, la figura, el cuerpo del que brotan los invisibles signos. La Tierra de la noche la Terra della Notte, terracota o destino o escritura ...

 

   Marina

primeros versos

Una antorcha es el mar y, derramada por tu boca, una voz de sustantivos, de finales, fugaces, fugitivos fuegos fundidos en tu piel fundada. Una nieve navega resbalada en resplandor de ojos reflexivos, de sonoros silencios sucesivos y de sol en la sal por ti mojada. La turbamulta ...

 

   Música de agua

primeros versos

El espacio -debajo del espacio- es la forma del agua en Chantilly. No tú, ni tu memoria. Sólo el nombre que tu lenguaje escribe en tu silencio: un idioma de agua más allá de los signos.

 

   Naturaleza

primeros versos

(A José Ma. Guelbenzu) Y si, pronto, tú, naturaleza, entre pliegues de piedra me mirases y no pudiera ser yo, sino tu música en los mismos instantes que dura una verdad; una verdad que pasa por un cuerpo abriéndole a los ojos todas sus superficies para dejar de ser ...

 

   Ritornello

primeros versos

Nada hay en mí, sino esos horizontes que alguien dormido contempla desde un mar: desde otro mar, que acaso ya no existe.

 

   Silencio

primeros versos

Equilibrio de luz en el sosiego. Mínima tromba. Ensoñación. Quietud. Todo: un espacio sin voz hacia lo hondo oculto.