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JON JUARISTI

 

   Baztán

primeros versos

Cazador entre los pinos, al acecho de torcaces. Otoñada. Tus recuerdos son caminos que regresan pertinaces a la nada. De mozo te conocí, en este puesto secreto vigilante, como un ávido neblí, por zarpar pugnando inquieto desde el guante. El arroyo entristecido ha gastado con los días ...

 

   De visita

primeros versos

Cuando llegue la hora, no hagas ruido. La casa bulliciosa olvidará tu paso al poco de irte como se olvida un sueño desabrido. No te valdrá el amor ni la paciente entrega a su cuidado. Márchate silenciosa, suavemente.Entre sus moradores, alguien crece para quien defendiste la techumbre, ...

 

   Elegías a ciegas

primeros versos

A Javier Egea, que me regaló una rima. Las dos hermanas ciegas de tu abuelo, Pepita juntamente y Victoriana, a contraluz las ves: sombras chinescas entre el biombo de seda y la ventana. Huye el año sesenta. Del parque llega un frío alborotar de pájaros. Envueltas en sus chales oscuros, ...

 

   Il compagno

primeros versos

(Para Antonio Martínez Sarrión) Yo, o lo que fuera entonces, navegaba por el plácido mar materno, cuando, un día de agosto, doscientos antes de mi nacimiento, y contando la misma edad que ahora yo tengo, del mester de la vida dimitiste. Europa iba saliendo de la última resaca de su historia ...

 

   Palinodia

primeros versos

(A Martín) No te roce siquiera la piedad si, al hojear el álbum de guardas desvaídas, un colegial de floja cazadora, cuyos ojos presagian el alcohol de los años inhóspitos que estaban al acecho, te mira desde el fondo del retrato como si nunca hubiese roto un plato. Te engañarás si tomas ...

 

   Reloj de melancólicos

primeros versos

A Regaña Candina Como una mala comedia de enredo, así tus años mozos, por fortuna ya idos. Querrías, sin embargo, que la frágil ternura que todavía asocias a ciertas remembranzas no fuera solamente ilusorio desvío de la memoria al borde de su disolución. Pues aunque te sobraran ...

 

   Sátira primera (A Rufo)

primeros versos

Te has decidido, Rufo, a probar suerte en un certamen de provincias donde ejerzo casualmente de jurado, y encuentro razonable que me llames, al cabo de diez años de silencio, preguntando qué pasa con mi cátedra, qué fue de aquella chica pelirroja con quién ligué el ochenta en Jarandilla, ...