DÁMASO ALONSO | |
Como hoy estaba abandonado de todos, como la vida (ese amarillo pus que fluye del hastío, de la ilusión que lentamente se pudre, de la horrible sombra cárdena donde nuestra húmeda orfandad se condensa) goteaba en mi sueño, medidora del sueño, segundo tras segundo. ... | |
¡Cuán cerca todavía de las manos de Dios! ¿Sentís su aliento rugir entre los cedros del Levante? ¿Hay en vuestras pupilas rabos de oro, vedijitas, aún, incandescentes, de la gran lumbrarada creadora? ¿O fraguasteis, tal vez, en su sonrisa -sonrisillas de Dios, niños dormidos- y juega en vuestras ... | |
¡Ay, terca niña! Le dices que no al viento, a la niebla y al agua: rajas el viento, partes la niebla, hiendes el agua. Te niegas a la luz profundamente: la rechazas, ya teñida de ti: verde, amarilla -vencida ya-, gris, roja, plata. Y celas de la noche, la ardua noche de horror de tus entrañas sordas. ... | |
Si vais por la carrera del arrabal, apartaos, no os inficione mi pestilencia. El dedo de mi Dios me ha señalado: odre de putrefacción quiso que fuera este mi cuerpo, y una ramera de solicitaciones mi alma, no una ramera fastuosa de las que hacen languidecer de amor al príncipe, ... | |
Me embriago de aromas. Qué delicia, campo recién llovido castellano. Qué embriaguez, tocar, tocar...: mi mano febrilmente las cosas acaricia. No se sacia la vista que se envicia en color, embriagada, oh mi verano. Embriaguez de oír: ruiseñor, piano, mar, selva, viento, ... | |
Qué hermosa eres, libertad. No hay nada que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento. Más brilla y en más puro firmamento libertad en tormento acrisolada. ¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada? Venid: amordazad mi pensamiento. Grito no es vibración de ondas al viento: grito ... | |
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Sombra fue esa creciente de ternura, que te ciñó como las aguas altas cuando buscan apoyo las espigas. No la temas. Los vientos han cedido.¡Volar, sentir la soledad de un sueño! ¡Pasar sin roce por las mismas aguas donde, sueño también, antes bogábamos! Llegar hasta aquel cielo... ... | |
Desnudas han caído las once campanadas. Picotean la sombra de los árboles las gallinas pintadas y un enjambre de abejas va rezongando encima. La mañana ha roto su collar desde la torre. En los troncos, se rascan las cigarras. Por detrás de la verja del jardín, resbala,quieta, tu sombrilla ... | |
Mañana lenta, cielo azul, campo verde, tierra vinariega. Y tú, mañana, que me llevas. Carreta demasiado lenta, carreta demasiado llena de mi hierba nueva, temblorosa y fresca, que ha de llegar sin darme cuenta- seca, -sin saber cómo- seca. | |
Manos, interjecciones en el día, punzón de la palabra, roedoras del cadáver del viento, exploradoras de su mansión de alada geometría. Manos palpantes, que en la sombra fría, a seno, mármol, flor doráis las horas, evocando a otra luz, desveladoras, la atónita belleza, que dormía. Manos ... | |
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¿Adónde va esa mujer, arrastrándose por la acera, ahora que ya es casi de noche, con la alcuza en la mano? Acercaos: no nos ve. Yo no sé qué es más gris, si el acero frío de sus ojos, si el gris desvaído de ese chal con el que se envuelve el cuello y la cabeza, o si el paisaje desolado de su alma. ... | |
Tú le diste esa ardiente simetría de los labios, con brasa de tu hondura, y en dos enormes cauces de negrura, simas de infinitud, luz de tu día; esos bultos de nieve, que bullía al soliviar del lino la tersura, y, prodigios de exacta arquitectura, dos columnas que cantan tu armonía. ... | |
Romperemos, extáticos, la Luna en el cristal del agua. Romperemos, extáticos, la Luna blanca, diciendo: ¡Vete ya, que te cantaron bastante!...¡Anda! Romperemos, extáticos, la Luna en el cristal del agua, y ella,- la pobre- seguirá besándonos, redondita, burguesa y ... | |
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...Cabellera era de trenes la tarde. Y era una sed de rutas la mar salada. Y a mi corazón le dije -como a un perro-: ¡Vamos! ¡Hala! ...A mi corazón, que estaba latiendo y llorando, sordo, sobre la tierra desnuda y desolada. | |
El viento es un can sin dueño que lame la noche inmensa. La noche no tiene sueño. Y el hombre, entre sueños, piensa. Y el hombre sueña, dormido, que el viento es un can sin dueño, que aúlla a sus pies tendido para lamerle el ensueño. Y aún no ha sonado la hora. La noche no tiene sueño: ¡alerta, la ... |