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FRANKLIN MIESES BURGOS

 

   Canción de la noche larga

primeros versos

En la noche y bajo una muda elocuencia de piedra, la sombra de los cipreses es como un grito en la niebla. Coros de voces descalzas ponen sus ágiles pies sobre las copas oscuras de los árboles; después la aguda espada de un grillo hiere un hermoso silencio de blanca carne de lirio y de cabellos ...

 

   Canción de la voz florecida

primeros versos

Yo sembraré mi voz en la carne del viento para que nazca un árbol de canciones; después me iré soñando músicas inaudibles por los ojos sin párpados del llanto. Colgada sobre el cielo dolido de la tarde habrá una pena blanca, que no será la luna. Será una fruta alta, recién amanecida, ...

 

   Canción del sembrador de voces

primeros versos

Caminando al azar por los caminos, por los muchos caminos distintos de la vida, voy tirando palabras desnudas en el viento, como quien va tirando, distraído, semillas de naranja sobre el agua de un río. Son palabras dispersas, acaso sin sentido, palabras misteriosas que afluyen a mi boca, ...

 

   Fábula inefable de la niña loca

primeros versos

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor me duelen demasiado los ojos en el agua desde que tengo abierta esta herida en el viento. Una vez me sembraron el alma de recuerdos y crecí como un árbol en la noche del tiempo, en donde está cayendo como una sola gota, para siempre, ...

 

   Paisaje con un merengue al fondo

primeros versos

Por dentro de tu noche solitaria de un llanto de cuatrocientos años; por dentro de tu noche caída entre estas islas como un cielo terrible sembrado de huracanes; entre la caña amarga y el negro que no siebra poque no son tan largos los cabellos del agua; inmediato a la sobra caoba ...

 

   Primera evasión

primeros versos

Lo redondo es un ángel caído en el vacío de su propio universo, donde la oscura voz de su verdad resuena llena de eternidad cerrada y de infinito. Lo redondo es un río que sale y que torna de nuevo hacia sí mismo, hacia la hueca nada donde su ser gravita. Por su forma la lengua de Dios ...

 

   Segunda evasión

primeros versos

-¿Quién encendió la lámpara perenne de la rosa? ¿Quién desató el pequeño enigma de la hoja, de la apretada piedra donde habita el silencio? Cuando el ángel pregunta ya deja de ser ángel; la ignorancia es la espada desnuda que defiende su rosa de inocencia; la rosa que no sabe ella misma el origen ...