VICENTE ALEIXANDRE | |
Cuando contemplo tu cuerpo extendido como un río que nunca acaba de pasar, como un claro espejo donde cantan las aves, donde es un gozo sentir el día cómo amanece. Cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida que me llama, canción de un fondo que sólo sospecho; cuando veo tu forma, ... | |
Vinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino. Verte, y ya otra vez no verte. Pasar por un puente a otro puente. -El pie breve, la luz vencida alegre-. Muchacho que sería yo mirando aguas abajo corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse. ... | |
Ese telón de sedas amarillas que un sol aún dora y un suspiro ondea. En el soplo el ayer vacila, y cruje. En el espacio aún es, pero se piensa o se ve. Dormido quien lo mira no responde, pues ve un silenci, o es un amor dormido. Dormir, vivir, morir. Lenta la seda cruje diminuta, finísima, ... | |
| |
Campo desnudo. Sola la noche inerme. El viento insinúa latidos sordos contra sus lienzos. La sombra a plomo ciñe, fría, sobre tu seno su seda grave, negra, cerrada. Queda opreso el bulto así en materia ... | |
La cobra toda ojos, bulto echado la tarde (baja, nube), bulto entre hojas secas, rodeada de corazones de súbito parados. Relojes como pulsos en los árboles quietos son pájaros cuyas gargantas cuelgan, besos amables a la cobra baja cuya piel es sedosa o fría o estéril. ... | |
Todo tú, fuerza desconocida que jamás te explicas. Fuerza que a veces tentamos por un cabo del amor. Allí tocamos un nudo. Tanto así es tentar un cuerpo, un alma, y rodearla y decir: quotAquí está.Y repasamos despaciosamente, morosamente, complacidamente, los accidentes de una verdad ... | |
Vosotros conocisteis la generosa luz de la inocencia. Entre las flores silvestres recogisteis cada mañana el último, el pálido eco de la postrer estrella. Bebisteis ese cristalino fulgor, que con una mano purísima dice adiós a los hombres detrás de la fantástica presencia montañosa. ... | |
Dormida sobre el tigre, su leve trenza yace. Mirad el bulto. Alienta sobre la piel hermosa, tranquila, soberana. ¿Quién puede osar, quién solo sus labios hoy pondría sobre la luz dichosa que, humana apenas, sueña? Miradla allí. ¡Cuán sola! ¡Cuán intacta! ¿Tangible? Casi divina, ... | |
El árbol jamás duerme. Dura pierna de roble, a veces tan desnuda quiere un sol muy oscuro. Es un muslo piafante que un momento se para, mientras todo el horizonte se retira con miedo.Un árbol es un muslo que en la tierra se yergue como la erecta vida. No quiere ser ni blanco ni rosado, y es verde, ... | |
| |
| |
| |
I PALABRAS Él decía palabras. Quiero decir palabras, todavía palabras. Esperanza. El Amor. La Tristeza. Los Ojos. Y decía palabras, mientras su mano ligeramente débil sobre el lienzo aún vivía. Palabras que fueron alegres, que fueron tristes, que fueron soberanas. Decía moviendo los labios, ... | |
Bajo la tierra el día oscurece. Ave rara, ave arriba en el árbol que cantas para un muerto. Bajo la tierra duermo como otra raíz de ese árbol que a solas en mí nutro. No pesas, árbol poderoso y terrible que emerges alos aires, que de mi pecho naces con un verdor urgente para asomar y abrirse ... | |
| |
No es tu final como una copa vana que hay que apurar. Arroja el casco, y muere. Por eso lentamente levantas en tu mano un brillo o su mención, y arden tus dedos, como una nieve súbita. Está y no estuvo, pero estuvo y calla. El frío quema y en tus ojos nace su memoria. Recordar ... | |
| |
A veces, sentado, después de la larguísima jornada, en el largo camino, me tiento y casi te reconozco. Dentro estás, dormida allí, madre mía, desde hace tantos años, tendida, amorosamente sepultada, intacta en tus bordes. Y ando, y no se me nota. Y digo, y tampoco. Como el casco de una metralla ... | |
El pie desnudo. Sólo su huella; sólo el leve trasunto. Aquí el perfume estuvo. ¡Quién pudiera seguirte, aire que un día arrebataste la última sospecha de una carne! Huella desnuda, intacta. Plinto de mi deseo, donde hoy se yergue entera la irrenunciable estatua. De: Sombra del ... | |
Vivir, dormir, morir: soñar acaso.Hamlet Perdonadme: he dormido. Y dormir no es vivir. Paz a los hombres. Vivir no es suspirar o presentir palabras que aún nos vivan. ¿Vivir en ellas? Las palabras mueren. Bellas son al sonar, mas nunca duran. Así esta noche clara. ... | |
Leve, ingrávida apenas, la sandalia. Pisadas sin carne. Diosa sola, demanda a un mundo planta para su cuerpo, arriba solar. No cabellera digáis; cabello ardiente. Decid sandalia, leve pisada; decid sólo, no tierra, grama dulce que cruje a ese destello, tan suave que la adora cuando la pisa. ... | |
| |
| |
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo, sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido, llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado. No es bueno quedarse en la orilla como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca. ... | |
Para borrar tu nombre, ardiente cuerpo que en la tierra aguardas como un dios el olvido, aquí te nombro, límite de una vida, aquí, preciso cuerpo que ardió. No tumba: tierra libre. Dejad al paso la mirada lenta, la que una piedra dura os reclamara, o la que pide un árbol sin sus pájaros, casto ... | |
| |
| |
Yo sé que todo esto tiene un nombre: existirse. El amor no es el estallido, aunque también exactamente lo sea. Es como una explosión que durase toda la vida. Que arranca en el rompimiento que es conocerse y que se abre, se abre, se colorea como una ráfaga repentina que, trasladada en el tiempo, ... | |
| |
El mundo encierra la verdad de la vida, aunque la sangre mienta melancólicamente cuando como mar sereno en la tarde siente arriba el batir de las águilas libres. Las plumas de metal, las garras poderosas, ese afán del amor o la muerte, ese deseo de beber en los ojos con un pico de hierro, ... | |
| |
Pero otro día toco tu mano. Mano tibia. Tu delicada mano silente. A veces cierro mis ojos y toco leve tu mano, leve toque que comprueba su forma, que tienta su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca el amor. Oh carne dulce, ... | |
| |
Y tú que en la noche oscura has abierto los ojos y te has levantado. Te has asomado a la ventana. La ciudad en la noche. ¿Qué miras? Todos van lejos. Todos van cerca. Todos muy juntos en la noche. Y todos y cada uno en su ventana,única y múltiple. Si tú mueves esa mano, la ciudad lo registra ... | |
| |
| |
Sólo la luna sospecha la verdad. Y es que el hombre no existe. La luna tantea por los llanos, atraviesa los ríos, penetra por los bosque. Modela las aún tibias montañas. Encuentra el calor de las ciudades erguidas. Fragua una sombra, mata una oscura esquina, inunda de fulgurantes rosas el misterio ... | |
| |
| |
Nació y no supo. Respondió y no ha hablado. Las sorprendidas ánimas te miran cuando no pasas. El viento nunca cumple. Tu pensamiento a solas cae despacio. Como las fenecidas hojas caen y vuelven a caer, si el viento las dispersa. Mientras la sobria tierra las espera, ... | |
Esa huella no es beso. No es tampoco un gemido, un sollozo, una huida, un testimonio vivo que alguien deja. Es la huella de un pie: ¡pisada humana! El pie o la flor, el pie o la espuma, el pie o la gravitación total que pesa y cruje. Allí en la huella, la suavidad de la planta. Allí la finísima ... | |
La memoria de un hombre está en sus besos. Pero nunca es verdad memoria extinta. Contar la vida por los besos dados no es alegre. Pero más triste es darlos sin memoria. Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo. Hacer es vivir más, o haber vivido, o ir a vivir. Quien muere vive, y ... | |
| |
O tarde o pronto o nunca. Pero ahí tras el cristal el rostro insiste. Junto a unas flores naturales la misma flor se muestra en forma de color, mejilla, rosa. Tras el cristal la rosa es siempre rosa. Pero no huele. La juventud distante es ella misma. Pero aquí no se oye.Sólo la luz traspasa el cristal ... | |
Se querían. Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, labios saliendo de la noche dura, labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz. Se querían como las flores a las espinas hondas, a esa amorosa gema del amarillo nuevo, ... | |
Estoy solo Las ondas playa escúchame De frente los delfines o la espada La certeza de siempre los no-límites Esta tierna cabeza no amarilla esta piedra de carne que solloza Arena arena tu clamor es mío Por mi sombra no existes como seno no finjas que las velas ... | |
| |
| |
Hemos andado despacio, sin acabar nunca. Salimos una madrugada, hace mucho, oh, sí, hace muchísimo. Hemos andado caminos, estepas, trochas, llanazos. Las sienes grises azotadas por vientos largos. Los cabellos enredados en polvo, en espinas, en ramas, a veces en flores. ... | |
| |
|