EDUARDO ESPINA | |
Menos la mónada de los himnos al hado dando holgada la verdad con edad de libro y ludibrios al revés de las circunstancias en que otra lengua toca tu bezo y yo me desmenuzo al lamer el mar que moja el fundillo de la inoportuna vestimenta con su vislumbre por el bidet, ... | |
De la escritura que a tu ostra todo atrae retardando esta inmensidad de materias aparecidas como clima a quien reparten por la entera estima de tropas tristes que dudan desovar el estreñimiento a través de berenjenas en el perdurar del frutero que al chirle destripa pelón por el diván ... | |
I De diadema incierta por quimera que mudara lo que tanto antes y de día jadeante afeitando al fileno que por encima sigiloso merodeaba la alcoba y al cabo del día la inclinación veía como las bragas rasgando con íntimo pánico de oso hundido en un tarro de miel elemental ... | |
El beneficio de efigie no lo era (ni detrás de las madréporas el estruendo en su otero otra vez) y tú, estados de ti por la tundra, a traer sargazos con quien goza (casi como del cielo saliéndote) en esa la vez cuando un botón si tocan la verdad y por boreal hasta el último abeto que la ve. ... | |
De tal manera imaginaria, las cosas sucedían para que todo fuera donosura en lo desusado: la racha entrometida del dedo en el deshabillé, la sevicia por la blusa azul al soltarla basta el desacato de desabotonar de las polainas a las bragas en remedo de ilusiones todo lo demás, ... |