I
Muero, entre muero y no muero
esponja de sinsabor,
sin el maduro dolor
enroscado del madero.
No en el instante mejor
del náufrago y el lucero
cuando en la oquedad del cero
finca el más allá de por.
Sino en sorda sima impura,
mi muerte de porque sí
que expansa voz que se lanza.
Ni le asalta la locura,
ni le huye el frenesí,
ni le rinde mi esperanza.
II
Muero, entre muero y no muero:
frontera duda me das,
muerte, si está por demás
tu clava de lo certero.
Se hace la mano compás
inmóvil por lo que espero,
la que está al caer primero
y lo que viene detrás.
Anclado instante movible,
dudoso y claro timón,
posesión de lo posible.
A mi congoja no alcanza
ni, anclalunas, tu aguijón,
ni, altamares, la esperanza.
III
Muero entre muero y no muero:
no imagen que el sueño da,
no porque no muera ya,
porque muero verdadero.
Ni de grano en el granero,
ni de ostracismo de acá,
ni de fruto que aún está
en la hoja prisionero.
Yo muero por espejismo:
por creer la rosa, rosa
y darle muerte en mi asedio.
Por darle muerte al abismo
y dar en el que me acosa,
muero en la muerte de en medio.
De: Cuadragenario y Segunda Pasión
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