¡Mediodía terrestre! He visto catedrales,
he visto derruidos castillos de septiembre,
cadenas casi rotas trepando entre rosales,
y niños con fusiles... ¡Mediodía celeste!
España, España, España.
Dos mil años de historia no acabaron de hacerte.
¡Cómo no amar sufriendo, el perdido pasado,
y con ira y coraje, el perdido presente!
Yo no canto la historia que bosteza en los libros,
ni la gloria que arrastran las sombras de la muerte.
¡España está en nosotros! Y su estrella encendida
en la recia oleada de la vida que viene.
En mi sangre crepitan tus hazañas de sangre;
en mis ojos dominan tus labriegos y reyes;
pero por sobre todo, tu futuro es quien vive
y crepita y combate en mi sexo y mis sienes.
Con los muertos gloriosos estaremos un día,
fermentando la tierra y bebiendo la nieve;
con los vivos ahora, con el sueño en las manos
que luchan, con los fuertes y fieramente alegres.
¡La salud de las flores, e! vigor de los árboles,
la ira dulce del mar y el rumor de las fuentes,
están con los que avanzan, combatiendo y cantando,
como nosotros todos; hasta que Dios despierte!
Yo no digo las ruinas, ni el colérico odio,
aunque ira y odio y ruina me cerquen y penetren;
en mi alma está el derrumbe de una patria humeante,
pero arriba una estrella puramente amanece.
Violadores del tiempo, la patria no está hecha,
quién traicionará el sino de engendrar el presente,
un futuro más bello, ardiente clara España,
tu ancha vida en tus hombres, tu libertad por siempre.
De: España, pasión de vida
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