La acumulación triunfal
en la mañana festiva
hinche de celeste azul
la blancura de la brisa
¡Florestas, giros, suspiros
en islas a la deriva!
Pies desnudos trazan vados
entre todas las orillas
que junio fomenta, verdes,
liberales y garridas.
Y los aros de los niños
fatalmente multiplican
ondas de gracia sobrante,
para dioses todavía.
¡Tanta claridad levantan
las horas de arena fría!
Los enamorados buscan,
buscan una maravilla.
¡Qué bien por el río bogan!
¡Al mar! Ya el mar los hechiza.
Pero los cielos difusos
luces agudas enviscan.
Caballos corren, caballos
perseguidos por las dichas.
¡Vientos esbeltos! Sus ángeles,
que un frescor de costa guía,
aman a muchachas blancas,
blancas, ¡pleamar divina!
Pleamar también del mar
corvo de animal delicia:
obstinación de querencia,
turnos de monotonía,
pero en ápice de crisis
que tiende choques en chispas
al azul, aunque celeste,
vivacísimo en la brisa.
¡Júbilo, júbilo, júbilo!
y rinde todas sus cimas
¡fuerza de festividad!
todo el resplandor del día.
De: Cántico
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