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Grabación para Palabra Virtual    
    Editora del fonograma:    
    Palabra Virtual    
por Santos Domínguez Ramos    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Vocativo singular


los muertos y los muertos y los muertos,
surgentes, naturales.
(Luis Rosales)




Te lo advertía tu padre al final del verano,
cuando agosto ponía las primeras tormentas
por un sur de relámpagos, detrás de las montañas,
y silbaban los trenes de la estación remota.
Sonaban sus bocinas como un lamento negro,
bajaban al hollín que había en la chimenea:
-He soñado esta noche
con mi padre – decía-.
Le veía y me hablaba
como te hablo yo ahora.
Si sueñas con los muertos, es que vienen las lluvias.
Y tú entonces soñabas con muertos muy lejanos,
con toreros antiguos o con antepasados
a los que nunca viste,
con muertos cuyos rostros conocías de lejos,
en fotos color sepia o en los cuadros antiguos
que el sol iluminaba cuando caía la tarde
en la penumbra tibia de la casa.
Hoy te sigue pasando:
al final del verano y anterior a la lluvia,
se pasea por tu sueño un triste mensajero
que viene de otro tiempo,
de una nada con nubes que arrastra el suroeste.
Pero ahora ese tiempo es reciente y los rostros
son cercanos: amigos,
familiares que vuelven
más jóvenes y enteros para anunciar la lluvia.
Cuando hablan sin nostalgia usan para llamarte
un suave vocativo singular y doméstico
y en su penumbra ignoran que vienen temporales.
En ese vocativo hay algo que te llama
más allá de tu nombre y de tu tiempo frágil.
¿De qué lugar oscuro del corazón de un muerto?



De: Las sílabas del tiempo
Premio Internacional de Poesía Barcarola, 2006



SANTOS DOMÍNGUEZ RAMOS




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