Mozuela de Bores,
allá do la Lama,
púsome en amores.
Cuidé que olvidado
amor me tenía,
como quien se había
gran tiempo dexado
de tales dolores,
que más que la llama
queman amadores.
Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara placiente,
fresca como rosa,
de tales colores
cual nunca vi dama
nin otra, señores.
Por lo cual: —"Señora”
(le dixe), “en verdad
la vuestra beldad
saldrá desde agora
dentre estos alcores,
pues merece fama
de grandes loores".
Dixo: "Caballero,
tiradvos afuera:
dejad la vaquera
pasar al otero;
ca dos labradores
me piden de Frama,
entrambos pastores".
—"Señora, pastor
seré si queredes:
mandarme podedes,
como a servidor:
mayores dulzores
será a mí la brama
que oir ruiseñores".
Así concluimos
el nuestro proceso
sin facer exceso,
e nos avenimos.
E fueron las flores
de cabe Espinama
los encobridores.
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