El día despliega su cuerpo transparente. Atado a la piedra solar, la luz me golpea con sus grandes martillos invisibles. Sólo soy una pausa entre una vibración y otra: el punto vivo, el afilado, quieto punto fijo de intersección de dos miradas que se ignoran y se encuentran en mí. ¿Pactan? Soy el espacio puro, el campo de batalla. Veo a través de mi cuerpo mi otro cuerpo. La piedra centellea. El sol me arranca los ojos. En mis órbitas vacías dos astros alisan sus plumas rojas. Esplendor, espiral de alas y un pico feroz. Y ahora, mis ojos cantan. Asómate a su canto: arrójate a la hoguera.
Los poemas, poemas con voz, videos y libros en pdf presentados en este portal son propiedad de sus autores o herederos o titulares de los mismos.
El Portal de la Palabra Virtual no persigue ningún fin de lucro y cuyo objetivo es exclusivamente de carácter cultural y educativo a través de la difusión de la poesía iberoamericana.