☰ menú
 
palabra virtual

Jaime Labastida    
    Editora del fonograma:    
    Voz Viva de México. UNAM    
por Jaime Labastida    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Hielo


Los frescos de Botticelli
arrancados a la Villa de Lemmi,
la Victoria de Samotracia,
con las alas unidas por alambres
y una estaca de acero entre las nalgas:
trofeos de guerra, pasto
para la codicia de los reyes.
El saqueo. Ticiano, el Veronés,
el Bosco, el sarcófago asirio,
las urnas de granito y madera policroma
en donde están las momias de Ramsés
o Nefertiti, la estela funeraria
de Aristóteles, los códices mixtecos,
el penacho falso tal vez de Moctezuma,
los caballos de bronce de San Marcos,
la virgen negra de Constantinopla:
el saqueo, el saqueo. Arrebatados
de páramos, de selvas, de templos,
de palacios, de países, de pueblos,
de naciones. Los botines de guerra,
las limpias compras de los mercaderes.
Como si el oro abstracto, el billete
crujiente fueran iguales a La Piedad
o a la inflexión precisa de la sombra
en un caballo de Picasso.
¿Qué podría remplazar
una pierna perdida? ¿Qué moneda
podría ofrecernos otra vez
la estela maya que un avión
extranjero llevó a Texas?
No tiene precio el ojo,
ni la máscara turquesa,
ni el coyote emplumado,
ni Monalisa astuta. Más que el oro
valen su instante irrepetible,
su columna de gracia,
sangre exacta, detenida, y perfecta.

El dolor, el dolor. Egipto,
Grecia, México, congelados aquí,
ante el azoro de los visitantes.



De: Las cuatro estaciones, 1981



JAIME LABASTIDA






regresar