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Los suicidas del viaducto

Salieron a contemplar la luna de junio
y los niños olvidaron sus juegos.

Pocos pueden permitirse el lujo de una muerte elegida
en un cierto momento
ser un mínimo astro incendiado en el cemento
acariciado poco antes por una barredora mecánica
de luces amarillas e intermitentes.

Los suicidas del viaducto murieron cantando
—como en Vietnam
y el humo de sus huesos ascendió
—como en Vietnam
por la dulce mañana
como asciende la niebla del mar.



De: El libro de los territorios


THELMA NAVA




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