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Era también de fuego...

Era también de fuego:
sobre el tizón, hirientes, casi diáfanas
violetas duras a los ojos,
coronadas de oro. De esto era,
de esto se construía bajo el humo.

También como de alas en asalto;
pluviales hojas enjambradas,
arboladuras de reloj a vela.

Y en vela yo, sumiso y vigilante
a la corriente en que me estoy hundiendo.

Buscando quién me soy cuando soy este
sabor labiodental, que sobrenada
entre las redes del aroma;
estos golpes de tacto en somnolientas
aguas desembocando; quién me nace
—póstumo ya— si la serpiente
de música enjoyada quiebra
el cascarón, y adelgazándose
—sensual, bicéfala y exacta—
cruza la puerta doble del oído.



9 de Fuego de pobres


RUBÉN BONIFAZ NUÑO




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