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Magdalena




La estrella vespertina, fatalmente risueña,

suspira ensimismada tras el mito solar,

ungiendo, mariposa, la traslúcida huella

con grito de cristales y pupila de sal.

Cuando, rumbo al helado sepulcro de las olas,

la sangre iluminada tina celajes, ella

salpicará el tocado de las nubes piadosas

al deshacerse en lirios como una Magdalena.
    
  







De: SEMANA SANTA EN LA NIEBLA
Selección: Emma Gómez
Crítica literaria


ROGELIO SINÁN




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