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La acción se toma el tiempo necesario para ser efímera

Otro sentido


                              No tenemos adonde ir
                              somos como un área devastada




Sobre la tarima de madera el muchacho cierra los ojos, las ojeras
—delineadas con khol negro— le dan una imagen extraña, como si
fuesen dos ojos aplastados.
Él se calla y me dice: "el paradero y las varas amarillas, recuerdo
el parque de diversiones y el carrusel con los caballitos de madera
descascarada o los conejos, gigantescos y rosados, la Montaña Rusa,
un enjambre de rieles y chatarra, apiñados. No sé dónde estábamos,
si en Buenos Aires o en Viena. Me tocaste la mano helada y yo boté
el humo del cigarrillo que se levantó en una vorágine de vapor,
bajaste la mano y deslizaste tu puño hasta mi bragueta. El aire frío
me hincó la nuca. Tus labios rosados de frío me perturbaban, me
siguen perturbando..."



Los tres planos


Mental: provoca la conocida sensación de letargo:

("déjame, quiero seguir así, no me provoques...")

Anímico: los seres se asemejan por afinidad o por desconcierto, bajo
la influencia de esta Carta son felices pero jamás podrán librarse el
uno del otro:

("El ventilador sobre nosotros dos,
un ojo más allá que abre la escena al mundo
a través de las aspas me miras, tu ojo perverso...")

Físico: no hay casi nada por decir:

          ("¡aaaah! fue el aullido antes del dolor...")


Resumen


En su sentido elemental El Sucio representa un nudo bajo la piel, la
repulsión por los espejos, tu boca abierta sobre el final del grito, el
Hombre que por temor no es capaz de levantarse en las mañanas.


Final


En la nave que se aleja
sólo queda el eco del viento
atravesado por la bala.




Selección: Eduardo Milán y Ernesto Lumbreras


ROCÍO SILVA SANTISTEBAN




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