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Después del alba

Ha llegado el momento. Se derrama
la voz del hombre. Palpo su cansancio
su fina tierra, su ademán de mundo;
y todo viene a ser ojal, ceniza,
arroyos y cuadernos y palabras
--las cosas mismas en su mar de asombro-
¬las islas, los sepulcros donde el grito
es un cadáver más de aquellos muertos.
Yo no sabría decirte de que forma
meto la mano en tus quejidos hondos,
ni de que forma puedo tocar las voces
viajando por la sangre como cuerdas
de insondables guitarras desprendidas.
Pero todo es lo mismo. Todo viene
en un guante de muerte almacenado:
la lluvia, la tristeza, los balcones
donde el hombre se inicia saludando
porque estas son, si te dijera, hijo,
las voces del dolor que trajo el alba.






De: Las voces del dolor que trajo el alba, 1958.
Selección: Emma Gómez
Crítica literaria


PEDRO RIVERA




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