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La isla (XII)

Austeros perfiles de cráter labrado, narices
en el triángulo, rostros de dura miel,
silenciosas campanas cuyo sonido
se fue hacia el mar para no regresar,
       mandíbulas, miradas
de sol inmóvil, reino
de la gran soledad, vestigios
verticales:
yo soy el nuevo, el oscuro,
soy de nuevo el radiante;

he venido tal vez a relucir,
quiero el espacio ígneo
sin pasado, el destello,
la Oceanía, la piedra y el viento
para tocar y ver, para construir de nuevo,
para solicitar de rodillas la castidad del sol,
para cavar con mis pobre manos sangrientas
               el destino.







De: La rosa separada
Uno de los ocho poemarios inéditos
que Neruda dejó al morir


PABLO NERUDA




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