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A un hijo de españoles

                          En el entierro del niño Yago de Luna
                          muerto de meningitis tuberculosa a los
                          ocho meses de edad y enterrado en el
                          cementerio parisiense de Pantin, el 14 de
                          noviembre de 1924
.


A un hijo de españoles arropamos
hoy en tierra francesa; el inocente
se apagó —¡feliz él!— sin que su mente
se abriese al mundo en que muriendo vamos.

A la pobre cajita sendos ramos
echamos de azucenas —el relente
llora sobre su huesa—, y al presente
de nuestra patria el pecho retornamos.

"Ante la vida cruel que le acechaba,
mejor que se me muera" nos decía
su pobre padre, y con la voz temblaba;

era de otoño y bruma el triste día
y creí que enterramos —¡Dios callaba!—
tu porvenir sin luz, ¡España mía!




                          ¡En mi vida olvidaré ese día en que fuimos a
                          enterrar al pobre niño! Era uno de los días en
                          que más me dolía España
.


MIGUEL DE UNAMUNO




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