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La balada de la vuelta del juglar

—Dolor: ¡qué callado vienes!
¿Serás el mismo que un día
se fue y me dejó en rehenes
un joyel de poesía?
¿Por qué la queja retienes?
¿Por qué tu melancolía
no trae ornadas las sienes
de rosas de Alejandría?
¿Qué te pasa? ¿Ya no tienes
romances de yoglería.
Trovas de amor y desdenes,
cuentos de milagrería?
Dolor tan callado vienes
que ya no te conocía...

Y él nada dijo. Callado,
con el jubón empolvado,
y con gesto fosco y duro,
vino a sentarse a mi lado,
en el rincón más oscuro,
frente al fogón apagado.
Y tras lento meditar,
como en éxtasis de olvido,
en aquel mudo penar,
nos pusimos a llorar
con un llanto sin ruido...

Afuera sonaba el mar...



De: Lámparas en agonía, 1914

Selección: José Emilio Pacheco


LUIS G. URBINA




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