☰ menú
 



Lección de vida

Dobla el peso del agua, mientras llueve,
del tupido trigal la espiga rubia.
La espiga al doblegarse ávida bebe
los copiosos diamantes de la lluvia.

Esa espiga es la hostia. Es el tesoro
universal y eterno, que convida
a beber en su estuche de ámbar y oro
el manjar más preciado de la vida.

Un vagabundo acércase a la era,
con ademán y rostro de mendigo
me pide pan su boca lastimera.

Levanto un haz de espigas y le digo:
Toma estos granos, siémbralos y espera;
el pan no lo da el hombre, lo da el trigo.


JULIO FLÓREZ




regresar