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Un mal sueño

La casa estaba llena de animales muertos.

La casa vacía donde vivo ahora
estaba llena de animales muertos.
Apestaba.
Leones, tigres, águilas, camellos,
toros, caballos, perros...
yacían muertos en el comedor,
el pasillo, el aseo, la cocina,
mi propia habitación.
Y de repente sonaba el teléfono.
Yo no sabía dónde. Lo buscaba,
acudía a su timbre que me temblaba dentro,
más fuerte cada vez, más cerca, comprendí
que estaba sonando debajo del tigre,
del cadáver del tigre. Lo apartaba.
Mis dedos se hundían en su carne podrida y el hedor
era brutal. Allí estaba el teléfono,
resonando, cubierto de vísceras y sangre.
Me dio asco cogerlo y acercármelo
al oído. Una voz firme y grave me dijo:
"No queremos volver a verte nunca más"

Yo comprendía que esa voz me hablaba
en nombre de todos los que me conocen,
que habían decidido, por su bien y por fin,
alejarse de mí, dejarme solo
en mi casa vacía pero llena
de animales pudriéndose.


De: Adverbios de lugar


JUAN VICENTE PIQUERAS




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