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A un espejo donde se va a mirar una niña fea

¡Cuidado! No, no sigas. Huye, ciega
tu pupila feroz. ¿No ves que ahora
todo se romperá y habrá una aurora
más triste que esta noche en que se anega?

Vuélvete y niega sus mejillas, niega
sus cabellos sin brillo, y elabora
un rostro milagroso en esta hora
en que todo el misterio se te entrega.

Creen tus duendes claros la belleza,
cierren su luminosa fortaleza
a ese trigal oscuro y desgranado.

Haz rojo el labio y finge blanco el seno,
y abre una nueva estrella sobre el cieno
donde, se asome el ángel que ha soñado.


De: Juego de los doce espejos


JOSÉ GARCÍA NIETO




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