☰ menú
 



Pompeya

La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto
de la copulación.
No fuimos muertos por el río de lava.
Nos ahogaron los gases; la ceniza
nos sirvió de sudario. Nuestros cuerpos
continuaron unidos en la roca:
petrificado espasmo interminable.



De: No me preguntes cómo pasa el tiempo (1964-1968)


JOSÉ EMILIO PACHECO




regresar