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También debería nombrarte...

También debería nombrarte
con un paso tardío
como en aquel patio perdido
a la deriva por tu piel:
sólo allí, como ayer,
sigues desnuda:
brillan tus hombros, arde tu cintura.
Sí, debería llamarte otra vez
o dejaría un hueco vacío para siempre,
un desamparo sin consuelo y unos claros cabellos.

Pero olvido hasta tu nombre para que nada te cubra.



VII de Laberinto clave


JORGE MERETTA




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