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Suma

Los días no contaban para mí,
bastaba la palabra.
Yo escuchaba en cuclillas como alguna palabra
    conversaba con otra.
No contaban los días.
Pero extravié palabras y los días me siguieron
    de cerca con sus largos abrigos.
Yo iba mirando el suelo.
"Ese no cuenta el cuento", vaticinaron unos.
Yo no escuchaba a nadie, yo contaba con ellas.
Los días fueron como trapos mojados en los pies.
Habité días feroces porque perdí palabras.
Eran contadas y eran, al fin, las que contaban.
El tiempo es implacable.
El que pierde palabras tiene los días contados.




De: Sordomuda


JORGE BOCCANERA




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