De las piedras profundas
un agua cristalina
refleja el oro y el bronce,
la cara del buey,
las puertas y los nardos
que tu partida
deshacía.
*
Quiero acariciar tus cabellos cansados,
agitar el légamo,
adentrarme en el germen
intocado de tu nostalgia
y ser casi muerta
en la agonía
desde siempre,
a la orilla del miedo,
de ti faltando
amor.
*
De noche
distante
te pierdes,
vertical y distante
te apagas,
te desvaneces.
*
Me alejé, recogí las cerezas, la miel,
la perdiz que guardo
para ti.
Para ti florece la blancura
sobre la colina de Ishtar.
Ven, quiero ver tu cuerpo
en la fosa fresca que besaré.
Los años, luz tenue de estanque,
son apenas duración.
Bésame, tu bendición
es destino poblado de pájaros.
*
Duele saber
que el astro
vuelve:
raíz
entre piedras,
hojas
desgajadas
del invierno.
*
Pero los pájaros ya estaban en tu cara
y un río de siete lenguas
era tu árbol florecido.
Por esta tierra desataste el sueño
y el alba dejó escapar
fulgor de lumbre.
Color de áurea intensidad
el cielo es.
*
No, no moriste del todo.
El pasado
con todos tus sentidos,
con todos sus escombros
es bajo la piedra
oscuridad que cubre tus manos yertas.
Amorosamente en el lento río,
morosamente en el mar del amor, muerta.
*
En el agua
te buscaré:
aquellos días
espejos
mi voz
derrama.
*
De las entrañas brotan
las aguas dulces,
las sombras vegetales,
la sustancia de amor
que los dioses aguardan.
*
El atardecer
derrama
su balbucear
en el bastón del ciego:
conduce
a lo sin rostro.
*
No había voz
ni brasa que me elevara,
mi seno al miedo cada noche,
al desamor mi sed.
Breve es el amor
y largo el camino
que lo cultiva.
*
Mis ojos aprendieron a ver fijamente las piedras,
la noche y la mirada de la madre,
sus palabras extrañas.
Aprendieron a ver sin mirar
en lo que permanece.
*
En la tarde de su descenso
los vados filtran las hojas,
la niebla se desparrama,
mi madre se deja asir.
*
El viento
sopla
piedad
por un último hálito.
*
Sino,
rastro,
la cauda
de su lamento
arde,
eleva
su densa permanencia.
De: Todo antes de la noche