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Los dos hermanos

Enna villa de Roma, essa noble cibdat,
maestra e sennora de toda christiandat,
avié i dos ermanos de grant auctoridat,
el uno era clérigo, el otro podestat.

Peidrol dizién al clérigo, avié nomne atal,
varón sabio e noble, del papa cardenal;
entre las otras mannas avié una sin sal,
avié grand avaricia, un peccado mortal.

Estevan avié nomne el secundo ermano,
entre los senadores non avié más lozano;
era muy poderoso en el pueblo romano,
avié en «prendo prendis» bien usada la mano.

Era muy cobdicioso, querié mucho prender,
falssava los judizios por gana de aver;
tolliélis a los omnes lo que lis podié toller,
más preciava dineros que justicia tener.

Con sus judicios falsos de los sus paladares,
a Sant Laurent el mártir tollióli tres casares;
perdió Sancta Agnés por él bonos logares,
un uerto que valié de sueldos muchos pares.

Murió el cardenal don Peidro el onrrado,
fo a los purgatorios, do merecié seer levado;
ante de poccos días fo Estevan finado,
atendié tal judizio qual él lo avié dado.

Víolo San Laurencio, católo feamientre,
primiól en el brazo tres vezes duramientre;
quessóse don Estevan bien entro en el bientre,
nol primiren tenazas de fierro tan fuertmientre.

Víolo Sancta Agnés a qui tollió el uerto,
tornóli las espaldas, catól con rostro tuerto;
estonz dixo Estevan: «Esto es mal confuerto,
toda nuestra ganancia ixiónos a mal puerto.»

Dios el nuestro Sennor, alcalde derechero,
al que non se encubre bodega nin cellero,
dixo que esti omne fuera mal ballestero,
cegó a muchos omnes, non a uno sennero:

«Deseredó a muchos por mala vozería,
siempre por sus peccados asmó alevosía.
Non mereze entrar en nuestra compannía,
vaya yacer con Judas en essa fermería!»

Prisiéronlo por tienllas los guerreros antigos
los que siempre nos fueron mortales enemigos,
dávanli por pitanza non mazanas nin figos,
mas fumo e vinagre, feridas e pelcigos.

Vío a su ermano con otros peccadores,
do sedié el mesquino en muy malos sudores;
metié vozes e gritos, lágrimas e, plangores,
avié grand abundancia de malos servidores.

Aviénla ya levada cerca de la posada,
do nunqua verié cosa de que fuesse pagada,
nin verié sol ni luna nin buena rucïada,
e serié en tiniebra como emparedada.

Díxol «Decit, ermano, preguntárvoslo quiero,
¿por quál culpa iaçedes, en lazerio tan fiero?
ca si Dios lo quisiere e yo ferlo podiero,
buscarvos é acorro en quanto que sopiero.»

Dixo Peidro: «En vida trasqui grand avaricia,
óvila por amiga abueltas con cobdicia;
por esso so agora puesto en tan mala tristicia;
qui tal faze, tal prenda, fuero es e justicia.

Mas si el apostóligo con la su clerecía
cantasse por mí missa solamientre un día,
fío en la Gloriosa, madre Sancta María,
que me darié Dios luego alguna mejoría.»

Dest varón don Estevan de qui fablamos tanto,
porque muchas maldades trayé so el su manto,
avié una bondat, amava a un sancto,
tanto que non podriémos demostrarvos nos quanto.

Amava a Proyecto, mártir de grand valor,
guardaval bien la festa como al Buen Sennor,
faciél rico officio e muy grand onor,
de pobres e de clérigos, quanto podié mejor.

Laurencio e Agnés, maguer que despechados,
porque los ovo elli ante deseredados,
moviólos pïadad e fueron amanssados,
cataron más a Dios que a los sos peccados.

Fueron pora Proyecto, fuera cuyo rendido,
dissiéronli: Proyecto, non seas adormido,
piensa del tu Estevan que anda escarnido,
réndili gualardón ca óvote servido.»

Fue pora la Gloriosa que luz más que estrella,
movióla con grand ruego, fue ante Dios con ella,
rogó por esta alma que trayén como a pella,
que non fuesse judgada secundo la querella.

Disso a esti ruego Dios el nuestro Sennor:
«Faré tanta de gracia por el vuestro amor;
torne aún al cuerpo la alma peccador,
desend qual mereciere, recibrá tal onor.

Aya tanto de plazo hasta los treynta días,
que pueda mejorar todas sus malfetrías;
mas bien gelo afirmo par las palavras mías,
y serán rematadas todas sus maestrías.»

Rendieron «Gratias multas» a Dios los rogadores,
porque empïadava a los sos peccadores,
que libró esta alma de manos de traïdores,
que son de los fideles siempre engannadores.

Quando lo entendió la gent adïablada,
quitóse de la alma, que tenié legada;
prísola Sant Proyecto que la avié ganada,
guïóla poral cuerpo, a essa su posada.

Díssoli la Gloriosa, madre del Crïador,
«Estevan, rendi gracias a Dios el buen Sennor:
gran gracia te á fecha que non podrié mayor;
del mal, si non te guardas, caerás en peor.

Estevan, un consejo te quiero aún dar,
Estevan, es consejo que deves tú tomar:
mándote cada día un salmo recitar,
«Beati inmaculati...» bien bueno de rezar.

Si tú cada mannana esti salmo rezares,
e tú a las eglesias los tuertos enmendares,
ganará la tu alma Gloria quando finares,
escusarás las penas e los graves logares».

Resuscitó Estevan, ¡grado a Jesu Christo!
Regunzóli al Papa quanto que avié visto,
lo que li disso Peidro, su ermano bienquisto,
que yazié en grand pena, lazrado e muy tristo.

Demostrava el brazo que tenié livorado,
en el que Sant Laurent lo ovo apretado,
pidié merced al Papa con el cuerpo prostrado,
que cantasse la missa por Peidro el lazrado.

Por ferlis bien creencia, por seer bien creído,
disso que a los treynta días serié transido;
dissieron todos: «Esto signo es connocido,
si diz verdat o non será bien entendido.»

Entregó ricamientre a los deseredados,
a los que tuerto tovo fízolos bien pagados,
confessóse al preste de todos sos peccados,
de quantos avié fechos e dichos e asmados.

Ya andava en cabo de las quatro semanas,
hasta los treynta días avié poccas mannanas,
despidióse Estevan de las yentes romanas,
sabié que las palabras de Dios non serién vanas.

En el día trenteno fizo su confessión,
recibió Corpus Dómini con grand devoción;
echóse en su lecho, fizo su oración,
tendió a Dios la alma, finó con bendición.


GONZALO DE BERCEO




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