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A qué

                          ¿A qué?



¿A qué? La casa y la huerta,
nueva mañana,
a qué el mar aunque me embriague,
aunque él hable y ella cante,
a qué el sueño y la vigilia,
y la puerta acostumbrada.

Quiero dormir sin soñar
a menos de que por gracia
en esta noche sin horas
sin Casiopea ni Sirio
vayan llegando devueltos
los míos a su morada.
¿Dónde están? ¿Fueron tan lejos
que ni el alma los alcanza?

Esta noche, ésta que llega
rasa de fe y esperanza,
ciega noche no pedida,
sabida, ni adivinada.
¿Quién la llamó, quién la trajo,
quién la hizo desesperada
y profunda y capitosa
y quién la dobla y la manda?

¿Y si no viene hacia mí
como flecha destinada,
hacia quién es que ella iba
con lo absoluto de su alma,
así lenta así transida,
así rasa de esperanza?

Ya me cubrió, ya me tiene
en contra-madre ganada.
Ya me anega los orígenes
y mi fe con mi esperanza.

¿Qué más busca, qué más quiere?
¿Hay más? ¿Por qué no descansa?
¿Es que el día fue arrasado
con su signo y con su gracia,
y se rindió de mirarnos
viles, del alba hasta el alba?



Selección: Guido Ferrer


GABRIELA MISTRAL




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