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Sobre la arquitectura

De circunstancias,
como susurro,
como párvula brizna,
mínimo debe
nacer,
manantial, el poema

luego hacedlo crecer en la intención,
forjadle tenso el ritmo, sin sofoco,
que nunca se derrame
ni os domine
como a veces pretende,
que no os tema,
conducidlo
sereno a su final llevándole la mano

debéis entonces
hacerlo fenecer en tal manera
—y cerraba su puño
Boccaccio de Certaldo—
que los lectores sientan
como la misma nada su silencio.



De: Cuaderno de Boccaccio


FRANCISCO CARO




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