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Memoria de Borges

para Ángela


La página. El espejo. Nombres de una partida
o metáforas puras al evocar la sombra.
Mortales laberintos que el visionario escombra
para escribir la línea sin pupilas leída.

Mitología de lenguas en su memoria urdida
vagando entre los siglos para sólo un instante.
Undívago fantasma de resplandor distante
bajo su inmensa noche de belleza suicida.

El vacío silencio se le vuelve poema
en su avidez nocturna que le aclara el teorema
para saber si existe. Si es otro. Si es él mismo.

Evanescente el verbo en su evasiva ausencia
conjuga el infinito y cambia la apariencia
de un texto interminable descifrando lo mismo.



De: La palabra callada (1951-1988)


FERNANDO SÁNCHEZ MAYANS




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