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Canto propiciatorio

La cabeza descalza del olvido
por el viejo arenal de cierta llama,
qué música de dioses
raya mi pensamiento -como al de todos los humanos-,
me contagia de sales quietas, irrepetibles;
y en algún punto de la noche se unen
el cazador y su destino.



21-III-75


DAVID ESCOBAR GALINDO




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