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Cumbre diáfana


El amor para siempre no es un sueño.
Es para siempre siempre que es de veras.
Cabiendo en un dedal, contiene esferas.
Y siendo intemporal, es tan pequeño.

Y ese amor, sin embargo, no es el dueño
de nada que no sean sus fronteras.
El amor para siempre enseña ojeras;
y en el desvelo azul, obras de ensueño.

Amor y para siempre son lo mismo.
Como el bordado en la evasiva tela.
Distancia, ausencia o miedo no lo dañan.

Y siendo lo contrario al heroísmo,
encadenado en su armonía vuela
y engaña a los que creen que lo engañan.



13 de agosto de 1994


DAVID ESCOBAR GALINDO




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