☰ menú
 



A un lejano grillo

Ya no entiendo tu voz, músico de oro
que fue en mi corazón joya del día
hoy que es corona de mi frente fría
de aves nocturnas el doliente coro.

Otros dicen que aún oyen tu sonoro
alegro juvenil, como solía,
en la hoja verde en que la mano mía
te colocó con natural decoro.

Obra es del tiempo y del amor perdido,
y de la vida que se puso grave.
Veo el milagro, ignoro su sentido.

Soy el que ayer sabía y ya no sabe.
Devuélveme, oh amor, la rota clave
de mi voz, de mi vista, de mi oído.



De: Otro cielo


CONRADO NALÉ ROXO




regresar