☰ menú
 



Dame la noche que no intercede...

Dame la noche que no intercede, la noche migratoria con
          cifras de cigüeña,
con la grulla celeste y su alamar guerrero,
palafrén de la ola oscuridad.
Dame tu parentesco con una sombra de oro, dame el mármol
          y su perfil leve y ciervo,
como de estrofa antigua.

Dame mis manos degolladas por la noche que no intercede,
palafrén de las más altas mareas,
mis manos degolladas entre los altos cepos y las llamas
           lunares,
mis manos migratorias por el cielo de agosto.

Dame mis manos degolladas por el antiguo oficio de la
          infancia,
mis manos que sajaron el cuello de la noche,
el destello del sueño con metáforas verdes,
el vino blasonado que se quedó dormido.



(De: Una niña de provincias que se vino a vivir en un chagall)


BLANCA ANDREU




regresar