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Allá ella, abandonada

4

Ya entiendo:
la ciudad vivirá más que yo
que la he amado.
Allá ella,
abandonada.
Su corazón será
un inmenso cacto,
cubierto de primores
y de muertos.


5

Sin embargo me iré a hacer otras ciudades;
por un leve tiempo dejarás de importarme;
aunque me vaya te estaré haciendo falta.
Olvidaré por completo
tus complicados números de teléfono,
tus direcciones
cada vez más inaccesibles y lejanas,
no pensaré en ir a tal o cual cine,
a tal o cual mercado, parque, paseo,
monumento, galería, oficina;
todo será nuevo:
calles desechables, casas de papel,
tiendas de una sola vez, platillos imposibles,
rutas de autobuses que corren
nada más sobre el papel de un plano.
Me sentiré feliz como una flecha suelta,
hasta que alguna cosilla accidental en la memoria
me haga pegar de nuevo un grito de dolor
y me clave otra vez en tu pecho,
y para siempre.


8

El resto de la aurora
no caerá de mi mano,
lo aseguro,
mas tampoco el frío impredecible
que me dejó temblando
perdurará.
Acepto la derrota
pero que la ciudad
acepte también
que la he vencido.



De: Causa de vida


ALEJANDRO AURA




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