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La paz entigrecida

Miro en el charco la tarde en que me entierran
                    y reverdece
la paz entigrecida en torno a mi cadáver,
donde no se despuebla ni una nube,
ni se escucha un solo girasol entre las almas.

Oigo volar por el sauce a los perros
                    que en una lágrima
entonan su liturgia mientras llueve la tierra,
                    y afianzan ese grito
cuando todo naufragio va lamiendo el paisaje.

Me acosa el temporal que presagia al silencio
                    y entristecen
            ésos que me despiden,
      sumergidos y ocres en su guerra,
sobre un lánguido charco en medio de la tarde.



De: La vasta lejanía

Seleccionado por el autor


AGUSTÍN LABRADA AGUILERA




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