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Soneto de lo conseguido

Como el que salta alegremente un río,
ignora puentes, vados y barreras,
así por mi cantar, sin más esperas.
Con velas desplegadas el navío.

      Ajena al vendaval, al norte frío,
inventándome modos y maneras,
acumulando luz de altas esferas;
mi otoño cambio por ardiente estío.

      Vivo otra vez de místicos ardores,
a más y más el renovado vuelo,
con la plegaria en órbita segura.

      Libré el espacio de la noche oscura
salvé la etapa de paloma en celo.
El canto escucho de los ruiseñores.



Mujeres de carne y verso.
Antología poética femenina
en lengua española del siglo XX.
Edición de Manuel Francisco Reina.
La esfera literaria. 2002



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