☰ menú
 



Felipe IV

                              (A un retrato de Felipe IV pintado por Velázquez)


Nadie más cortesano ni pulido
que nuestro rey Felipe, que Dios guarde,
siempre de negro hasta los pies vestido.

Es pálida su tez, como la tarde.
Cansado el oro de su pelo undoso,
y de sus ojos, el azul, cobarde.

Sobre su augusto pecho generoso
ni joyeles perturban ni cadenas
el negro terciopelo silencioso.

Y en vez de cetro real, sostiene apenas,
con desmayo galán un guante de ante
la blanca mano de azuladas venas.


MANUEL MACHADO




regresar