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AMADO NERVO

 

   Amemos

primeros versos

 

   Autobiografía

primeros versos

 

   Cobardía

primeros versos

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza! ¡Qué rubios cabellos de trigo garzul! ¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul... Pasó con su madre. Volvió la cabeza: ¡me clavó muy hondo su mirada azul! Quedé como en éxtasis... Con febril premura, ¡Síguela! , ...

 

   Deidad

primeros versos

Como duerme la chispa en el guijarro y la estatua en el barro, en ti duerme la divinidad. Tan sólo en un dolor constante y fuerte al choque, brota de la piedra inerte el relámpago de la deidad. No te quejes, por tanto, del destino, pues lo que en tu interior hay de divino sólo surge merced a él. ...

 

   Delicta carnis

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   Después

primeros versos

Te odio con el odio de la ilusión marchita. ¡Retírate! He bebido de tu cáliz, y por eso mis labios ya no saben dónde poner su beso; mi carne, atormentada de goces, muere ahíta. Safo, Crisis, Aspasia, Magdalena, Afrodita, cuanto he querido fuiste para mi afán avieso. ¿En dónde hallar espasmos, ...

 

   El celaje

primeros versos

¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste? Se extinguió en el poniente el manso fuego, y tu que me decías: hasta luego, volveré por la noche ... ¡No volviste! ¿En que zarzas tu pie divino heriste? ¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego? ¿Qué nieve supo congelar tu apego y a tu memoria ...

 

   El día que me quieras

primeros versos

El día que me quieras tendrá más luz que junio, la noche que me quieras será de plenilunio con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo. Las fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cantarinas, el día que me quieras. ...

 

   El día que me quieras

primeros versos

 

   En paz

primeros versos

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel ...

 

   Eso me basta

primeros versos

Este libro tiene muchos precedentes, tantos como gentes habrán sollozado por un bien amado, desaparecido, por un gran amor extinguido. Tal vez muchos otros lloraron mejor su dolor que yo mi inmenso dolor, quizá (como eran poetas mayores) había en sus lágrimas muchos más fulgores... ...

 

   Eternidad

primeros versos

¡La Muerte! Allí se agota todo esfuerzo, allí sucumbe toda voluntad. ¡La Muerte! ¡Lo que ayer fue nuestro Todo hoy solo es nuestra Nada!... ¡Eternidad! ¡Silencio! El máximo silencio que es posible encontrar. ¡Silencio!...!Ultrasilencio, y no más! ¡Oh, no más! ¡Ni una voz en la noche ...

 

   Gratia plena

primeros versos

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía: su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar... El ingenio de Francia de su boca fluía. Era llena de gracia, como el Avemaría; ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar! Ingenua como el agua, diáfana como el día, rubia y nevada como Margarita sin par, ...

 

   Gratia plena

primeros versos

 

   La puerta

primeros versos

Por esa puerta huyo, diciendo: ¡Nunca! Por esa puerta ha de volver un día... Al cerrar esa puerta, dejo trunca la hebra de oro de la esperanza mía. Por esa puerta ha de volver un día. Cada vez que el impulso de la brisa, como una mano débil, indecisa, levemente sacude la vidriera palpita mas aprisa, ...

 

   Llorar ¿Por qué?

primeros versos

¿Llorar? ¿Por qué? Este es el libro de mi dolor: lágrima a lágrima lo formé; una vez hecho, te juro, por Cristo, que nunca más lloraré. ¿Llorar? ¿Por qué? Serán mis rimas como el rielar de una luz íntima, que dejaré en cada verso; pero llorar, ¡eso ya nunca! ¿Por quién? ¿Por qué? ...

 

   Los muertos mandan

primeros versos

Los muertos mandan. ¡Sí, tú mandas, vida mía! Si ejecuto una acción, digo: ¿Le gustaría? Hago tal o cual cosa pensando: ¡Ella lo hacía! Busco lo que buscabas, lo que dejabas dejo, amo lo que tú amabas; copio como un espejo tus costumbres, tus hábitos..., ¡Soy no más tu reflejo! ...

 

   Madrigal

primeros versos

Por tus ojos verdes yo me perdería, sirena de aquellas que Ulises, sagaz, amaba y temía. Por tus ojos verdes yo me perdería. Por tus ojos verdes en lo que, fugaz, brillar suele, a veces, la melancolía; por tus ojos verdes tan llenos de paz, misteriosos como la esperanza mía; por tus ojos verdes, ...

 

   Más que que yo mismo

primeros versos

¡Oh, vida mía, vida mía!, agonicé con tu agonía y con tu muerte me morí. ¡De tal manera te quería, que estar sin ti es estar sin mí! Faro de mi devoción, perenne cual mi aflicción es tu memoria bendita. ¡Dulce y santa lamparita dentro de mi corazón! Luz que alumbra mi pesar ...

 

   Me besaba mucho

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   Me marcharé

primeros versos

Me marcharé, Señor, alegre o triste, mas resignado, cuando al fin me hieras. Si vine al mundo por que tú quisiste ¿no he de partir sumiso cuando quieras? Un torcedor tan sólo me acongoja, y es haber preguntado el pensamiento, sus porqués a la vida... ¡mas la hoja quiere saber donde la lleva el viento! ...

 

   Mi secreto

primeros versos

¿Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdido de amores por un ser desaparecido, por un alma liberta, que diez años fue mía, y que se ha ido... ¿Mi secreto? Te lo diré al oído: ¡Estoy enamorado de una muerta! ¿Comprendes tú que buscas los visibles transportes, las reales, ...

 

   Muerta

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¡Muerta! En vano entre la sombra mis brazos, siempre abiertos, asir quieren su imagen con ilusorio afán. ¡Qué noche tan callada, qué limbos tan inciertos! ¡Oh! Padre de los vivos, ¿a dónde van los muertos, a dónde van los muertos, Señor, a donde van? Muy vasta, muy distante, ...

 

   No le habléis de amor

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   Ofertorio

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Deus dedit, Deus abstulit Dios mío, yo te ofrezco mi dolor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte! Tú me diste un gran amor, un solo amor, ¡un gran amor! Me lo robó la muerte... Y no me queda más que mi dolor. Acéptalo, Señor: ¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!... De: La amada ...

 

   Pasas por el abismo de mis tristezas

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Pasas por el abismo de mis tristezas como un rayo de luna sobre los mares, ungiendo lo infinito de mis pesares con el nardo y la mina de tus ternezas. Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas; mas, salvando del tiempo los valladares, como un rayo de luna sobre los mares pasas por el abismo ...

 

   Pasas por el abismo de mis tristezas…

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   Por miedo

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La dejé marcharse sola... y, sin embargo, tenía para evitar mi agonía la piedad de una pistola. ¿Por qué no morir? pensé ¿Por qué no librarme desta tortura? ¿Ya qué me resta después que ella se me fue? Pero el resabio cristiano me insinuó con voces graves: !Pobre necio, tú qué sabes! ...

 

   Quedamente

primeros versos

Me la trajo quedo, muy quedo, el Destino, y un día en silencio, me lo arrebató; llegó sonriendo; se fue sonriente; quedamente vino; vivió quedamente, ¡queda.... quedamente desapareció! 25 de abril de 1913 De: La amada inmóvil

 

   Renunciación

primeros versos

¡Oh, Siddharta Gautama!, tú tenías razón: las angustias nos vienen del deseo; el edén consiste en no anhelar, en la renunciación completa, irrevocable, de toda posesión; quien no desea nada, dondequiera está bien. El deseo es un vaso de infinita amargura, un pulpo de tentáculos insaciables, ...

 

   Reparación

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¡En esta vida no la supe amar! Dame otra vida para reparar, ¡oh Dios!, mis omisiones, para amarla con tantos corazones como tuve en mis cuerpos anteriores; para colmar de flores, de risas y de gloria sus instantes; para cuajar su pecho de diamantes y en la red de sus labios dejar presos ...

 

   Si tú me dices: ¡Ven!

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Si tú me dices Ven lo dejo todo... No volveré siquiera la mirada para mirar a la mujer amada... Pero dímelo fuerte, de tal modo que tu voz, como toque de llamada, vibre hasta el más íntimo recodo del ser, levante el alma de su lodo y hiera el corazón como una espada. Si tú me dices Ven todo lo dejo. ...

 

   Su trenza

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Bien venga, cuando viniere, la Muerte: su helada mano bendeciré si hiere... He de morir como muere un caballero cristiano. Humilde, sin murmurar, ¡oh Muerte!, me he de inclinar cuando tu golpe me venza; ¡pero déjame besar, mientras expiro, su trenza! ¡la trenza que le corté y que, piadoso, ...

 

   Tan rubia es la niña...

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   Unidad

primeros versos

No, madre, no te olvido; mas apenas ayer ella se ha ido, y es natural que mi dolor presente cubra tu dulce imagen en mi mente con la imagen del otro bien perdido. Ya juntas viviréis en mi memoria como oriente y ocaso de mi historia, como principio y fin de mi sendero, ...

 

   Viejo estribillo

primeros versos

¿Quién es esa sirena de la voz tan doliente, de las carnes tan blancas, de la trenza tan bruna? Es un rayo de luna que se baña en la fuente, es un rayo de luna... ¿Quién gritando mi nombre la morada recorre? ¿Quién me llama en las noches con tan trémulo acento? Es un soplo de viento que solloza ...

 

   Vivir sin tus caricias

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Vivir sin tus caricias es mucho desamparo; vivir sin tus palabras es mucha soledad; vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro, es mucha obscuridad... 25 de julio de 1912 De: La amada inmóvil

 

   Y el Buda de basalto sonreía

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