ALFONSO QUIJADA URÍAS (KIJADURÍAS) | |
Para todo el silencio de esta mañana basta la suciedad de los corredores Donde somos la víctima, La amenaza de todos contra uno; puede que un día cuando todo esto/ no sea más que el espejo roto o el tedio de una pobreza honorable, recordar esta casa llena de/ flores y olor ... | |
| |
Afuera el río arrastra las corrientes del tiempo: hojas, flores y animales muertos. En su rumor despierto. Lejos escucho los gritos de la gente, aquellos que discuten de finanzas; aquellos que van de un pasillo a otro pasillo señalando el gran día que nunca llegó. No soy yo quien regresa, ... | |
Amórica, lejos escucho el canto del dichosofui: dichosofui, dichosofui, pájaro que martilla el yunque en mi oído más allá de los rieles y las estaciones,madre del pecho florido, Amórica,que te ríes de mí en mis propios huesos, vagabunda. Hay un sitio en el cual yacemos juntos -el frío- ... | |
De tanto evocar el pasado perdiste el presente. El que se fue, fue alguien. Nadie el que regresó. Nada te pertenece. Nada te ata. ¿Quién habrá de devolverte lo perdido? A la zozobra tienes por identidad. Sobreviviente de una patria extinta, eres de los que vuelven rindiendo testimonio ... | |
Quien de ello quiera hablar, aun con la lengua de un ángel, sentirá en las palabras su miseria. HegelLucero puro que brilla en la diadema de la muerte.Ruben Darío Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio : sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo ... | |
Afuera, en la palma del día : cabezas de faunos y faunas de ensortijados rizos en la calle; en un zaguán, mujeres y frutas doradas por el sol gritos de hombres ceñudos y desconfiados, entre ellos los amantes, uno que offrece a las sirenas un vaso de agua dulce y otro que inundado de amor, ... | |
Te sorprende esta mañana la vejez, egoísta en tu pureza, obligado a ser y estar, a estar de pie en el centro de tu pecho con la boca cerrada, abierta hoy por ensueño o ansiedad. Un hombre no hace nada si no se aniquila a sí mismo y vuelve al aire mismo de su honda raíz, ... | |
Bajo este sol de cobre que iluminar y confiere el don de eterninad a toda transacción de compraventa, al acarreo y al acopio, atestiguas la costumbre de la piedad y la dureza. Testigo de una sombra, una penumbra que avanza, el día enfermo y mendigo que va dejando sus harapos ... | |
Todo lo ha baboseado la grosera boca de tu pluma, Oh secretario, levantator de actas en las penumbras del siglo que de acaba. Cada tiempo posee su sentido, el mundo está completo, aunque no estés en él. Fuego coges incluso de las miradas frías, tú que acumulas nombres y rostros ... | |
No estás solo, nunca lo has estado, espíritus maliciosos te viligan, ellos pueblan la atmósfera y en una nube te envuelven. ¿Dónde está la solución de esta continuidad? ¿Dónde la abertura a través de la cual se percibe el desastre? El círculo está cerrado, aquí su ritmo central. ... | |
Toda belleza regresa a su silencio, más allá de la elocuencia hecha de evasiones y mentiras, brillantes como el berniz aplicado sobre la caparazón de las langostas o la epidermis de las frutas del lujurioso mall de Main street. Vana es toda ambición e inútil todo esfuerzo. ... | |
Te dijo que me suben unas ganas de acostarme contigo; por eso me llego con Strindberg hasta la tienda de la niña sofi, bebo algunas cervezas y me olvido de todo; un hijo más acabaría con nosotros, te lo aseguro; me quedo en la mesa de siempre pensando en el poema que escribiré ... | |
| |
Te debo esta batalla, no así a los que un día me enseñaron a pagar con otra moneda este oscuro trabajo en que se pierde la memoria, tú lo sabes por esta caja de pandora, por este temblorcito/ donde caen las gotas de algún llover que hace mirar las cosas con un deleite de anfitrión, ... | |
| |
| |
EscriboSoy una lámpara en medio de la noche No soy yo quien escribe Sino la mano esclava de un pensamiento en fuga Que inútilmente busca un desenlace Cómo saberlo cuando la vida no termina de vivirse? El hambre de vivir nunca se sacia Pasa veloz un tres en la distancia ... | |
| |
VII Contra esa opaca envoltura que opaca el mundo la frescura de lo nuevo. Abajo la opresión: la soga mercantil, la religión bancaria, Los viejos y roñosos pensamientos, la corrupción: ese hedor milenario; La suciedad del mundo y el moho que los cubre. La gran danza macabra. ... | |
En la vastedad congregada: tu nombre: fulgor en la mirada, aliento puro de lo innombrable que te nombra. Te mira el niño en el fondo del anciano, invisible en las visibles regiones de lo creado. Viento que mueve las sábanas del sueño, el tiempo eterno: silencioso poder de tu fijeza. ... | |
| |
Para el próximo mes habremos engordado hasta decir ya no caminaremos como cerdos acostumbrados a la siesta, al casi descanso eterno; por algo nos criaron celestes, con el permiso de cometer toda clase de pestilencias.Este año, como todos, nos quedamos en casa ... | |
1 Las paredes están dentro de mí que estoy creciendo contra el suelo. Una sola palabra me pasea en el agua hasta tocar el fuego. Infierno del amor de grandes fauces. Conoce la dimensión De estas puertas el sacerdote del mal. Se necesita la idiotez, Estados de locura que permitan . ... | |
| |
Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace creer en todo lo que alumbra o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra.Toda palabra quema, ceniza será después, ... | |
Manchas de ruidos antiguos en los rincones del patio: sombras de la mentira tomando la forma de tu cuerpo y su lugar. La luz te hace creer en todo lo que alumbra o devela la sombra del monstruo que habita la penumbra. Toda palabra quema, ceniza será después, rescoldos de aquel fuego. ... | |
Me acuerdo de las lágrimas de un día demasiado hermoso, me acuerdo del icaco y de las nubes color de hoja de caimito, me acuerdo de aquella agua que bebía en el cuenco de viejas dulces manos. Limoneros y jiotes, qué bella era mi madre limpiándome en la frente ... | |
Necesito a mi mamá, con edipiano amor, sus desayunos humanísimos. La ingenua libertad de ese niño en sus faldas suspirando la culpa original. Aquel domingo de misa, pan y sol y la muchacha aquella burlándose de mi amor tontísimo. Necesito de Dios y su absurda existencia ... | |
| |
Anoche un grillo se metió en mi cabeza y me trajeron a este hospital de Main street. Necesito una lap, una lap para sacarme este ruido del seso. Tengo vendada la cabeza, un pie torcido, un ojo que busca al otro ojo con obsesiva crueldad. La enfermera me pega ... | |
| |
II Nada mío sale de mi boca. El poema nace pese a mí, Atrás, adelante. Ajeno. Pese a mí. Si mi alma combate con mi cuerpo hasta el amanecer Es nada más por disipar lo que fui, También lo que nunca seré. Nunca es muy temprano o demasiado tarde. Nunca es nunca sin jamás. ... | |
| |
Te besararecorriera y lamiera de punta a punta a flor de piel te habitara y mordiera feroz humanamente loco en la más alta sima de tu cadera alpina quemándome de tanta inmensidad de insaciable lascivia con los dientes amándote sacándote la música del cuerpo alaridos ... | |
Entonces ves este país del tamaño de un raspón. Luego un tren en los atardeceres pasa lleno de soldaditos, que aunque parezcan de mentiras son de verdad, y ves también los volcanes como manchitas de tinta azul y no podés hallar una razón (aunque realmente exista) ... | |
La limonada a sorbos para limpiar la mugre de la garganta en la mañanita Con un libro que nunca entenderé, enjugando lágrimas Deslizándose sin saber. Los vecinos bailan con música de Teodorakis. Mañana escribiré una carta a un poeta que no conozco, luego hablaré ... | |
| |
| |
| |
| |
| |
Salgo a esperarla y no llega La busco y no la encuentro Regreso con la mente vacía Duermo Despierto Salgo de nuevo a esperar En vano Llega otro día Cuando ya no la espero La veo venir Abro la puerta Y la veo lanzarse como una nadadora En la página blanca. Selección: André ... | |
Ciudad mía, bienamada, eres doncella sin senos, N. Y. Ezra Pound. Y llegó de las alturas el fuego del dios del terror, y aquellos que aún dormían despertaron sobresaltados ante la pesadilla de lo real. Ante sus ojos el fuego, las llamas que se elevan hasta el cielo, ... | |
| |
| |
|