MIGUEL HERNÁNDEZ | |
Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos? No lo levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos. Levántate, olivo cano, ... | |
Ante la vida, sereno y ante la muerte, mayor; si me matan, bueno: si vivo, mejor. No soy la flor del centeno que tiembla al viento menor. Si me matan bueno: si vivo, mejor. Aquí estoy, vivo y moreno, de mi estirpe defensor. Si me matan, bueno: si vivo, mejor. Ni al relámpago ni al trueno puedo tenerles ... | |
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Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado y por varón en la ingle con un fruto. Como el toro lo encuentra diminuto todo mi corazón desmesurado, y del rostro del beso enamorado, como el toro a tu amor se lo disputo. ... | |
Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace, como la herramientas, a los golpes destinado, de una tierra descontenta y un insatifecho arado. Entre estiércol puro y vivo de vacas, trae a la vida un alma color de olivo vieja ... | |
(En Orihuela, su pueblo ymío, se me ha muerto como el rayoRamón Sijé, con quien tanto quería.) Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, ... | |
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado ... | |
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Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría Y encontraba los días que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, ... | |
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Menos tu vientre todo es confuso. Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre todo es oculto, menos tu vientre todo inseguro, todo es postrero polvo del mundo. Menos tu vientre todo es oscuro, menos tu vientre claro y profundo. | |
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La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. Una mujer ... | |
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¿No cesará este rayo? ¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras y de fraguas coléricas y herreras donde el metal más fresco se marchita? ¿No cesará esta terca estalactita de cultivar sus duras cabelleras como espadas y rígidas hogueras hacia mi corazón ... | |
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Por desplumar arcángeles glaciales, la nevada lilial de esbeltos dientes es condenada al llanto de las fuentes y al desconsuelo de los manantiales. Por difundir su alma en los metales, por dar el fuego al hierro sus orientes, al dolor de los yunques inclementes lo arrastran los herreros torrenciales. ... | |
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Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo, nacida ya para el marero oficio; ser graciosa y morena tu ejercicio y tu virtud más ejemplar ser cielo. ¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo, dando del viento claro un negro indicio, enmienda de marfil y de artificio ser de tu capilar borrasca anhelo. ... | |
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Mis ojos sin tus ojos no son ojos, que son dos hormigueros solitarios, y son mis manos sin las tuyas, varios intratables espinos a monojos. No me encuentro los labios sin tus rojos, que me llena de dulces campanarios, sin ti mis pensamientos son calvarios, criando cardos ... | |
Tengo estos huesos hechos a las penas y a las cavilaciones estas sienes: penas que vas, cavilación que vienes como el mar de la playa a las arenas. Como el mar de la playa a las arenas, voy en este naufragio de vaivenes, por una noche oscura de sartenes redondas, pobres, tristes y morenas. ... | |
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Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me avientan la garganta. Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levanta y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de ... | |
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