GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER | |
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable, es altanera y vana y caprichosa: antes que el sentimiento de su alma brotará el agua de la estéril roca. Sé que en su corazón, nido de sierpes, no hay una fibra que al amor responda que es una estatua inanimada; pero... ¡Es tan hermosa! De: Rimas, leyendas y ... | |
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Al brillar un relámpago nacemos y aún dura su fragor cuando morimos. ¡Tan corto es el vivir! La gloria y el amor tras que corremos, sombras de un sueño son que perseguimos. ¡Despertar es morir! De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano tienda próximo a expirar buscando una mano amiga, ¿quién la estrechará? Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará? ... | |
Alguna vez la encuentro por el mundo y pasa junto a mí; y pasa sonriéndose, y yo digo: ¿Cómo puede reír? Luego asoma a mi labio otra sonrisa máscara de dolor, y entonces pienso: ¡Acaso ella se ríe como me río yo! De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Antes que tú me moriré: escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu mano la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré: y mi espíritu, en su empeño tenaz, sentándose a las puertas de la muerte, allí te esperará. Con las horas los días, con los días los años volarán, ... | |
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Asomaba a sus ojos una lágrima y a mis labios una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día? , y ella dirá. ¿Por qué no lloré yo? De: Rimas, ... | |
Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube de Occidente, y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza, y hasta el sauce inclinándose a su peso al río que lo besa, vuelve un beso. De: Rimas, ... | |
Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz, eso eres tú. Tú, sombra aérea, que cuantas veces voy a tocarte, te desvanece como la llama, como el sonido, como la niebla, como el gemido del lago azul. En mar sin playas ... | |
Cerraron sus ojos que aún tenía abiertos, taparon su cara con un blanco lienzo; y unos sollozando, otros en silencio, de la triste alcoba todos se salieron. La luz que en un vaso ardía en el suelo, al muro arrojaba la sombra del lecho; y entre aquella sombra veíase a intervalos, ... | |
Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo; ¿a qué fingir el labio risas que se desmienten con los ojos? ¡Llora! No te avergüences de confesar que me quisiste un poco. ¡Llora; nadie nos mira! Ya ves: soy un hombre... ¡y también lloro! De: Rimas, leyendas y ... | |
Como enjambre de abejas irritadas, de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirnos los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil! me rodean, me acosan, y unos tras otros a clavarme vienen el agudo aguijón que el alma encona. De: Rimas, leyendas y ... | |
Como guarda el avaro su tesoro, guardaba mi dolor; yo quería probar que hay algo eterno a la que eterno me juró su amor. Mas hoy le llamo en vano, y oigo al Tiempo, que lo agotó, decir: ¡Ah barro miserable, eternamente no podrás ni aun sufrir! De: Rimas, leyendas y ... | |
Como la brisa que la sangre orea sobre el oscuro campo de batalla, cargada de perfumes y armonías en el silencio de la noche vaga; símbolo del dolor y la ternura, del bardo inglés en el horrible drama, la dulce Ofelia, la razón perdida cogiendo flores y cantando pasa. De: Rimas, leyendas y ... | |
Como se arranca el hierro de una herida, su amor de las entrañas me arranqué, aunque sentí al hacerlo que la vida me arrancaba con él! Del altar que le alcé en el alma mía la voluntad su imagen arrojó, y la luz de la fe que en ella ardía ante el ara desierta se apagó. Aún para combatir mi firme ... | |
¿Cómo vive esa rosa que has prendido junto a tu corazón? Nunca hasta ahora contemplé en la tierra sobre el volcán la flor. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Cruza callada, y son sus movimientos silenciosa armonía; suenan sus pasos, y al sonar recuerdan del himno alado la cadencia rítmica. Los ojos entreabre, aquellos ojos tan claros como el día; y la tierra y el cielo, cuanto abarcan, arden con nueva luz en sus pupilas. Ríe, y su carcajada tiene notas ... | |
Cuando en la noche te envuelven las alas de tul del sueño y tus tendidas pestañas semejan arcos de ébano, por escuchar los latidos de tu corazón inquieto y reclinar tu dormida cabeza sobre mi pecho, diera, alma mía, cuanto poseo; ¡la luz, el aire y el pensamiento! Cuando se clavan tus ojos ... | |
Cuando entre la sombra oscura perdida una voz murmura turbando su triste calma, si en el fondo de mi alma la oigo dulce resonar, dime: ¿es que el viento en sus giros se queja, o que tus suspiros me hablan de amor al pasar? Cuando el sol en mi ventana rojo brilla a la mañana, y mi amor tu sombra ... | |
Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas; me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de dónde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche; en ira y en piedad se anegó el alma ¡Y entonces comprendí por qué se llora, y entonces comprendí por qué se mata! ... | |
Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos al través de una gasa de polvo dorado e inquieto, me parece posible arrancarme del mísero suelo, y flotar con la niebla dorada en átomos leves cual ella deshecho. Cuando miro de noche, en el fondo oscuro del cielo las estrellas temblar, ... | |
Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada me pareces. Porque al darte la pureza, de que es símbolo celeste, como a ella te hizo Dios de oro y de nieve. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar, temblando brilla en tus pestañas negras una lágrima pronta a resbalar. Y al fin resbala, y cae como gota de rocío, al pensar que, cual hoy por ayer, por hoy mañana, volveremos los dos a suspirar. De: Rimas, leyendas y ... | |
¡Cuántas veces, al pie de las musgosas paredes que la guardan, oí la esquila que al mediar la noche a los maitines llama! ¡Cuántas veces trazó mi triste sombra la luna plateada, junto a la del ciprés que de su huerto se asoma por las tapias! Cuando en sombras la iglesia se envolvía, ... | |
¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca. Las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿A dónde voy? El más sombrío y triste de los páramos ... | |
De lo poco de vida que me resta, diera con gusto los mejores años por saber lo que ha otros de mí has hablado. Y esta vida mortal y de la eterna lo que me toque, si me toca algo, por saber lo que a solas de mí has pensado. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
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Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en la rama esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡Ay! pensé , ¡Cuántas veces el genio así duerme en el fondo ... | |
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo cuando tú duermes. Despierta, ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve. Dormida, los extremos de tu boca pliega sonrisa leve. ... | |
Dices que tienes corazón, y solo lo dices porque sientes sus latidos. Eso no es corazón...; es una máquina que al compás que se mueve hace rüido. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas, se aproximan, y al besarse forman una sola llama; dos notas que del laúd a un tiempo la mano arranca, y en el espacio se encuentran y armoniosas se abrazan; dos olas que vienen juntas a morir sobre una playa, y que al romper se coronan ... | |
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Entre el discorde estruendo de la orgía acarició mi oído, como nota de música lejana, el eco de un suspiro. El eco de un suspiro que conozco, formado de un aliento que he bebido, perfume de una flor que oculta crece en un claustro sombrío. Mi adorada de un día, cariñosa, ¿en qué piensas? , ... | |
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Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea. Yo nado en el vacío del sol tiemblo en la hoguera, palpito entre las sombras y floto con las nieblas. Yo soy el fleco de oro de la lejana estrella; yo soy de la alta luna la luz tibia y serena. Yo soy la ardiente nube ... | |
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Fatigada del baile, encendido el color, breve el aliento, apoyada en mi brazo, del salón se detuvo en un extremo Entre la leve gasa que levantaba el palpitante seno, una flor se mecía en compasado y dulce movimiento. Como cuna de nácar que empuja al mar y que acaricia el céfiro, tal vez allí dormía ... | |
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Hoy la tierra y los cielos me sonríen; hoy llega al fondo de mi alma el sol; hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios! De: Rimas, leyendas y narraciones | |
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Las ropas desceñidas, desnudas las espadas, en el umbral de oro de la puerta dos ángeles velaban. Me aproximé a los hierros que defienden la entrada, y de las dobles rejas en el fondo la vi confusa y blanca. La vi como la imagen que en leve sueño pasa, como rayo de luz tenue y difuso ... | |
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Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman el cielo se deshace en rayos de oro la tierra se estremece alborozada. Oigo flotando en olas de armonía rumor de besos y batir de alas, mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? ¿Dime?... ¡Silencio!... ¡Es el amor que ... | |
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No digáis que agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira. Podrá no haber poetas, pero siemprehabrá poesía. Mientras las ondas de la luz al besopalpiten encendidas; mientras el sol las desgarradas nubesde fuego y oro vista; mientras el aire en su regazo lleveperfumes y armonías; ... | |
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¿No has sentido en la noche, cuando reina la sombra una voz apagada que canta y una inmensa tristeza que llora? ¿No sentiste en tu oído de virgen las silentes y trágicas notas que mis dedos de muerto arrancaban a la lira rota? ¿No sentiste una lágrima mía deslizarse en tu boca, ... | |
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Nuestra pasión fue un trágico sainete en cuya absurda fábula lo cómico y lo grave confundidos risas y llanto arrancan. Pero fue lo peor de aquella historia que, al fin de la jornada, a ella tocaron lágrimas y risas, ... | |
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Pasaba arrolladora en su hermosura y el paso le dejé; ni aun a mirarla me volví, y, no obstante algo en mi oído murmuró: Esa es. ¿Quién reunió la tarde a la mañana? Lo ignoro; sólo sé que en una breve noche de verano ... | |
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Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡yo no sé que te diera por un beso! De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Porque son niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas de las hurís del profeta. El verde es gala y ornato del bosque en la primavera. Entre sus siete colores, brillante el iris lo ostenta. Las esmeraldas son verdes, ... | |
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¿Qué es poesía? , dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
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¿Quieres que de ese néctar delicioso no te amargue la hez? pues aspíralo, acércalo a tus labios y déjalo después. ¿Quieres que conservemos una dulce memoria de este amor? Pues amémonos hoy mucho, y mañana digámonos ¡adiós! De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Sabe, si alguna vez tus labios rojos quema invisible atmósfera abrasada, que al alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada. De: Rimas, leyendas y narraciones | |
Sacudimiento extraño que agita las ideas, como huracán que empuja las olas en tropel; murmullo que en el alma se eleva y va creciendo, como volcán que sordo anuncia que va a arder; deformes siluetas de seres imposibles; paisajes que aparecen como a través de un tul; ... | |
Saeta que voladora cruza arrojada al azar, sin adivinarse dónde temblando se clavará; hoja del árbol seca arrebata el vendaval, sin que nadie acierte el surco donde a caer volverá; gigante ola que el viento riza y empuja en el mar, y rueda y pasa, y no sabe qué playa buscando va; ... | |
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Si al mecer las azules campanillas de tu balcón, crees que suspirando pasa el viento murmurador, sabe que, oculto entre las verdes hojas, suspiro yo. Si al resonar confuso a tus espaldas vago rumor, crees que por tu nombre te ha llamado lejana voz, sabe que, entre las sombras que te cercan ... | |
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Sobre la falda tenía el libro abierto; en mi mejilla tocaban sus rizos negros; no veíamos las letras ninguno, creo; mas guardábamos entrambos hondo silencio. ¿Cuánto duró? Ni aun entonces pude saberlo; sólo sé que no se oía más que el aliento, que apresurado escapaba del labio seco. ... | |
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Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos, la imagen de tus ojos se quedó, como la mancha obscura, orlada en fuego, que flota y ciega si se mira al sol. Adondequiera que la vista fijo, torno a ver sus pupilas llamear; mas no te encuentro a ti, que es tu mirada: unos ojos, los tuyos, nada más. ... | |
Tú eras el huracán y yo la alta torre que desafía su poder, ¡tenías que estrellarte o que abatirme!... ¡No pudo ser! Tú eras el Océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡tenías que romperte o que arrancarme!... ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados uno a arrollar, ... | |
Tu pupila es azul, y cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia ... | |
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Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres ésas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas ... | |
Voy contra mi interés al confesarlo; pero yo, amada mía, pienso, cual tú, que una oda es sólo buena de un billete del Banco al dorso escrita. No faltará algún necio que al oírlo se haga cruces y diga: Mujer, al fin del siglo diecinueve, material y prosaica... ¡Bobería! ¡Voces que hacen correr ... | |
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Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en la sombras. Yo quisiera escribirlo, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, ... | |
Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?No es a ti, no.Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro; puedo brindarte dichas sin fin; yo de ternura guardo un tesoro;. ¿A mí me llamas?No; no es a ti.Yo soy un sueño, un imposible, ... | |
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